En teoría, el apego es un instinto de supervivencia de los seres humanos; sin embargo, la falta de un apego saludable puede conducir a dificultades en futuras relaciones sociales.
La teoría del apego sugiere que los bebés buscan instintivamente conexiones con otros, particularmente cuando enfrentan una amenaza, y buscan la proximidad de su cuidador principal para asegurar su supervivencia. Una relación de apego saludable es más que un simple vínculo de amor y cuidado, sino que se basa en interacciones estables entre los cuidadores. Los niños desarrollan un sentido básico de confianza en un entorno así, lo que les ayuda a construir relaciones profundas con los demás más adelante.
La confianza básica es un concepto que se extiende más allá de la relación entre el bebé y el cuidador y conecta la confianza en el pasado con la confianza en el futuro.
Clínicamente, este trastorno suele considerarse una condición que requiere tratamiento en lugar de un simple factor de riesgo. El diagnóstico del trastorno de apego reactivo generalmente se basa en los criterios de clasificación del DSM-IV-TR y la CIE-10, y el trastorno de apego reactivo puede manifestarse por interacciones ausentes o inestables con la figura de apego primaria.
Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños de un año pueden tolerar breves separaciones de un cuidador familiar y se sienten reconfortados rápidamente cuando éste regresa. Sin embargo, un pequeño número de niños muestran comportamientos inusuales que pueden afectar su futuro desarrollo social. Estos estilos de apego inseguro pueden actuar como síntomas que indican futuros problemas con las habilidades sociales.
Los estilos de apego inseguros, como los ansiosos, evitativos y desorganizados, pueden aumentar el riesgo de sufrir enfermedades mentales en el futuro.
Si un niño exhibe frecuentemente un patrón de mala relación con su cuidador, tal comportamiento puede ser un precursor de un trastorno del desarrollo o abuso. Tomando como ejemplo el apego ansioso-mixto o desorganizado, el impacto en los niños puede incluir fobia social, inestabilidad emocional y futuros problemas de relación.
Estas estrategias de tratamiento están diseñadas para garantizar que el niño crezca en un entorno seguro y promover una relación saludable entre padre e hijo.
Por supuesto, se pueden utilizar medicamentos si es necesario para controlar síntomas como la depresión o la ansiedad, aunque no existe una solución rápida para tratar el trastorno de apego reactivo. El tratamiento generalmente requiere tiempo y una orientación cuidadosa para garantizar que se establezca una buena conexión emocional entre el niño y el cuidador.
Pensando en el futuroFrente al trastorno de apego reactivo, además del tratamiento individual, es igualmente importante el establecimiento de un sistema de apoyo social. Cómo mejorar eficazmente la comprensión de este trastorno por parte de la sociedad y tomar medidas de apoyo adecuadas para ayudar a estos niños y sus familias es la dirección en la que debemos trabajar juntos.
En definitiva, ¿cómo crear un mejor entorno de crecimiento para estos niños con el apoyo y la comprensión de la sociedad para evitar posibles problemas de salud mental en el futuro es sin duda un tema en el que cada uno de nosotros debería pensar?