El dolor es una emoción humana universal y su expresión en nuestro rostro desencadena una sorprendente gama de cambios cerebrales. Estos cambios no sólo afectan nuestras emociones, sino también nuestras interacciones con los demás, especialmente cómo respondemos al dolor de los demás.
El comienzo de la empatíaLas expresiones faciales de dolor desencadenan un mecanismo de resonancia en el cerebro del espectador, permitiendo a las personas empatizar con el dolor de los demás.
La empatía es una capacidad exclusivamente humana que nos permite comprender y percibir los estados emocionales de los demás. Cuando alguien se enfrenta a una expresión de dolor, se activan circuitos neuronales específicos dentro de nuestro cerebro, un proceso conocido como resonancia. Las investigaciones muestran que dos áreas del cerebro (el giro frontal inferior y el lóbulo parietal inferior) están estrechamente relacionadas con la empatía. Esto sugiere que nuestros sistemas nerviosos están estrechamente conectados con los estados emocionales de los demás.
La respuesta a las expresiones faciales de dolor no es sólo emocional, sino también fisiológica. Un estudio analizó la actividad cerebral mientras los sujetos veían vídeos que mostraban diferentes expresiones emocionales, incluido el dolor, la felicidad y las emociones neutrales. Los resultados mostraron que ante expresiones dolorosas la actividad de las ondas cerebrales de los sujetos era particularmente evidente, mostrando una respuesta acorde con el aumento de las emociones dolorosas, alcanzando especialmente un pico entre 600 y 1000 milisegundos.
Cuando vemos a alguien sufrir, nuestro cerebro se adapta automáticamente para producir reacciones fisiológicas similares a las del dolor.
La investigación científica ha demostrado que una red neuronal llamada "matriz del dolor" es específicamente responsable de procesar los sentimientos dolorosos y su resonancia. Los estudios de resonancia magnética funcional (fMRI) han demostrado que, independientemente de que uno experimente dolor o observe el dolor de otros, las áreas del cerebro involucradas incluyen la corteza sensoriomotora contralateral y la corteza cingulada anterior. La activación de estas áreas cerebrales nos permite responder emocionalmente al sufrimiento de los demás.
La empatía hacia el dolor humano juega un papel importante en las relaciones sociales, no sólo promoviendo el apoyo y la comprensión mutuos, sino también influyendo en la percepción del dolor. Lo que podemos pensar a partir de esto es: en la sociedad rápidamente cambiante de hoy, ¿cómo podemos cultivar y mejorar nuestra sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás?