No sabes nada sobre la exploración de la vía biliar: ¿cuál es el principio científico detrás de la angiografía hepatobiliar percutánea?

En la medicina actual, el contraste hepatobiliar percutáneo (PTHC), una técnica radiológica originada en 1937, se ha convertido en una herramienta importante para comprender y tratar el sistema biliar. El principio de esta tecnología es inyectar un agente de contraste en los conductos biliares del hígado y luego tomar radiografías para visualizar la estructura de los conductos biliares. Si la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) falla, la PTHC puede proporcionar una solución alternativa para ayudar a los médicos a visualizar claramente la estructura del sistema biliar y cualquier problema potencial.

El uso de imágenes hepatobiliares percutáneas no se limita al diagnóstico, sino que también puede utilizarse durante el tratamiento para drenar o colocar stents en el conducto biliar o incluso eliminar cálculos.

La PTHC tiene una amplia gama de aplicaciones, desde el alivio de la ictericia obstructiva, la colocación de stents para dilatar las estenosis de los conductos biliares hasta la extracción de cálculos. Algunas de las técnicas complejas, como la "técnica de encuentro", permiten que la guía pase desde el conducto biliar común hasta el conducto biliar común. el duodeno, logrando una mayor flexibilidad en las opciones quirúrgicas. Generalmente, se requiere que los pacientes ayunen durante cuatro horas antes del procedimiento y los médicos pueden optar por administrar antibióticos para prevenir la infección. Al mismo tiempo, la monitorización de los signos vitales y la preparación para la anestesia y la analgesia también son fundamentales.

La tasa de éxito de la angiografía hepatobiliar percutánea está estrechamente relacionada con el grado de dilatación de la vía biliar. Cuanto mayor sea la dilatación, más fácil será insertar la aguja guía.

Pero no todos son aptos para esta cirugía. En pacientes con una tendencia evidente al sangrado, como un recuento de plaquetas inferior a 100 x 10^9/L o un tiempo de coagulación dos segundos más largo que lo normal, los médicos pospondrán o cancelarán la operación según la situación. Además, los pacientes con infección del tracto biliar también deben ser considerados cuidadosamente y el drenaje generalmente se realiza solo cuando la infección está controlada.

Aunque la PTHC es un procedimiento relativamente seguro, aún existen algunas complicaciones potenciales. En comparación con el drenaje biliar endoscópico, la PTHC puede aumentar el riesgo de metástasis, desviación del catéter y sangrado, pero el riesgo de colangitis y pancreatitis es relativamente bajo. Esto puede estar relacionado con la menor tasa de éxito de este último en el drenaje de la bilis infectada.

Además, el drenaje hepatobiliar percutáneo (DTBP) se utiliza a menudo para tratar la obstrucción biliar debida al carcinoma hepatocelular, especialmente cuando falla el drenaje endoscópico.

En algunos casos en los que es necesario eliminar cálculos biliares conservados, las técnicas hepatobiliares percutáneas se han convertido en una opción. Por ejemplo, la PTBD puede proporcionar asistencia eficaz para los casos en los que el acceso endoscópico es difícil debido a la remodelación gastrointestinal. Durante este procedimiento, su médico utilizará medios de contraste de alta o baja ósmosis y realizará la profilaxis antimicrobiana y la anestesia necesarias.

Incluso cuando se realiza una colangiografía con tubo en T después de la cirugía, se debe prestar atención a los diferentes tipos de agentes de contraste y sus efectos en los pacientes. Esta técnica se puede realizar diez días después de la cirugía para asegurar que no haya fugas ni cálculos restantes en el conducto biliar. Cada paso que dé el médico debe ser preciso y cauteloso para no afectar la salud del paciente.

La tecnología hepatobiliar percutánea no solo proporciona a los médicos herramientas para abordar problemas biliares complejos, sino que también mejora los resultados y el pronóstico de los pacientes.

Con el avance de la tecnología médica, las imágenes hepatobiliares percutáneas proporcionan nuevas ideas para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades relacionadas con los conductos biliares. Sin embargo, mientras buscamos avances tecnológicos, también debemos prestar atención a sus riesgos potenciales y a la salud general de los pacientes. ¿Cómo cambiará la promoción de esta tecnología la práctica médica futura?

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