En la situación de seguridad cada vez más grave de hoy, la tecnología de detección de explosivos se ha convertido en una parte importante de la seguridad pública. Ya sea en aeropuertos, puertos o controles fronterizos, los sistemas de detección de explosivos rápidos y eficaces son indispensables para prevenir actos terroristas. Entre ellos, los perros especialmente entrenados se utilizan ampliamente debido a su superior sentido del olfato para ayudar a garantizar la seguridad de todos. Pero, ¿cómo detectan exactamente los explosivos estos perros?
La nariz de un perro es miles de veces más sensible a los olores que la de un humano, lo que les otorga una gran ventaja a la hora de detectar trazas de sustancias.
Primero, echemos un vistazo a las tecnologías de detección visibles a simple vista, como la medición del color y la medición del color automatizada. El principio de este método es determinar si contiene explosivos agregando reactivos químicos a muestras desconocidas y observando si hay un cambio de color. Aunque este método es relativamente simple y fácil de entender, tiene sus limitaciones porque algunos explosivos que no contienen nitrógeno, como el peróxido de acetona, son difíciles de detectar con esta técnica.
Con el avance de la tecnología, el desarrollo del olfato mecánico ha atraído la atención de las personas, que incluye métodos como la espectroscopia de movimiento de iones (IMS). Esta tecnología determina la composición química de una sustancia midiendo el tiempo de movimiento de sus iones en un campo eléctrico. En comparación con los métodos de detección tradicionales, tiene la ventaja de no requerir preprocesamiento de la muestra.
El uso de máquinas de rayos X especialmente diseñadas puede detectar explosivos a través de agentes de análisis de densidad. Esta tecnología es particularmente importante en operaciones antiterroristas.
Por supuesto, el sentido del olfato de los humanos no es tan sensible como el de los perros. Los perros que pueden detectar hasta miles de olores, una vez entrenados, pueden encontrar rápidamente cualquier explosivo oculto en una escena. Debido a su sensible sentido del olfato, los perros pueden reconocer el olor de muchos explosivos comunes y están entrenados para utilizar comportamientos específicos para indicar sus hallazgos, como sentarse.
Los estudios han demostrado que las capacidades olfativas de los perros son superiores a muchos dispositivos mecánicos para detectar explosivos, lo que los convierte en ayudantes indispensables en muchas situaciones.
Además del uso de perros, las abejas también se utilizan para la detección de explosivos. Algunas empresas han comenzado a experimentar entrenando abejas para que se conviertan en detectores eficientes. Este enfoque combina software informático de video avanzado con la observación de las respuestas de comportamiento de las abejas para determinar si hay explosivos cerca.
Sin embargo, los esfuerzos de detección de explosivos no se limitan a los animales. Desde dispositivos autónomos avanzados hasta sistemas automatizados, las herramientas de detección mecánica son cada vez más populares, especialmente para inspecciones de seguridad. Sin duda, el desarrollo de estas nuevas tecnologías ha mejorado la precisión y la conveniencia de las inspecciones.
Sin embargo, no todos los equipos de prueba son confiables. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha advertido al público que tenga cuidado con los dispositivos de prueba "falsos", como los llamados "detectores". El rendimiento de estos dispositivos está muy por debajo del azar e incluso ha provocado muchos eventos peligrosos.
Entre los diversos métodos de detección de explosivos, el sentido del olfato del perro todavía ocupa un lugar. Los perros bien entrenados no sólo filtran rápidamente olores interesantes, sino que también brindan un apoyo insustituible a los agentes de seguridad. Esto también nos hace preguntarnos si las futuras tecnologías de detección realmente sustituirán a estos antiguos y eficaces compañeros animales, o coexistirán con ellos y alcanzarán una mayor eficacia.