Una política de precio fijo (FBP) es una forma de mantenimiento del precio de reventa aplicada a los libros que permite a los editores determinar el precio al que se venderá un libro. El propósito de esta política es promover la competencia no basada en precios entre librerías, promoviendo así las ventas de libros menos populares, difíciles o culturalmente significativos, en lugar de sólo los más vendidos. Esto no sólo preservará ricas obras culturales, sino que también ayudará a las pequeñas librerías independientes a mantener sus operaciones y evitará el monopolio por parte de las grandes librerías.
El precio fijo del libro no es sólo un límite de precio, sino que también establece un precio mínimo, permitiendo a las librerías ajustar los precios dentro de un rango determinado, fomentando así la competencia.
En Francia y Alemania, los precios fijos de los libros se han convertido en ley, mientras que en el Reino Unido, los acuerdos de libros en línea alguna vez fueron un acuerdo industrial. El objetivo principal de estos sistemas es proteger la supervivencia de las librerías de alta calidad y garantizar al mismo tiempo la diversidad de los libros culturales. La introducción de esta política ayudará a establecer un mercado del libro saludable con una rica variedad de libros, ya que dicho mercado se considera una parte importante de la vida cultural del país.
La importancia de los precios fijos de los librosLa política de precios fijos de los libros tiene una larga historia y muchos países ya la implementaron en el siglo XIX. El núcleo de estas políticas es permitir que las pequeñas librerías independientes resistan la presión competitiva de las grandes cadenas de librerías. Debido a que las grandes librerías generalmente se centran en los bestsellers, muchos libros que tienen valor cultural pero no son ampliamente leídos quedan marginados. La introducción de precios fijos para los libros tenía por objeto abordar este problema permitiendo a las librerías seguir siendo competitivas en cuanto a precios, garantizando así que pudieran ofrecer libros que tenían potencial pero que aún no habían sido ampliamente reconocidos.
La política de precios fijos del libro se considera una garantía importante del valor cultural y mantiene una ecología literaria saludable.
Según las investigaciones en economía cultural, en algunos países desarrollados se han establecido políticas de precios fijos para los libros que han perdurado durante décadas. Durante este período, los países han tenido grandes diferencias en sus evaluaciones de dichas políticas. Por un lado, los críticos creen que esta política distorsiona el mercado hasta cierto punto y hace que los precios sean inflexibles. Los partidarios de este principio consideran que los precios fijos de los libros son una herramienta importante para mantener la diversidad de los productos culturales.
En Francia, por ejemplo, la existencia de precios fijos para los libros ha ayudado a proteger la supervivencia de las librerías independientes y ha aumentado su cuota de mercado. En el Reino Unido, tras el fin de la política de precios fijos de los libros en 1995, el número de pequeñas librerías independientes disminuyó significativamente y fueron sustituidas por cadenas de librerías más grandes. Estos cambios amenazan la diversidad de los libros culturales.
Eliminar la posibilidad de competencia de precios y permitir que las librerías compitan realmente en servicio.
Si bien la política de precios fijos ha desempeñado un papel positivo en la protección de las pequeñas librerías y la diversidad cultural, aún enfrenta muchos desafíos en el futuro. Con la llegada de la ola digital, el auge de los libros electrónicos y el desarrollo de las librerías en línea, el mercado tradicional del libro se enfrenta a una enorme reconstrucción. En este contexto, garantizar que la política de precios fijos de los libros siga siendo eficaz será un gran desafío en el futuro.
La evaluación de las políticas de precios fijos es sin duda un tema complejo, con muchos partidarios y detractores, y la eficacia de este sistema varía en los distintos países. A medida que cambia el entorno del mercado, la posibilidad de que este sistema se adapte a nuevas demandas mediante ajustes y mejoras sigue siendo una cuestión que merece un debate en profundidad.
¿Cómo debemos elegir entre la cultura y los intereses comerciales para garantizar el desarrollo saludable del mercado del libro?