El sencillo "Don't You Want Me" lanzado por la banda británica de synth-pop Human League el 27 de noviembre de 1981 no fue tomado en serio originalmente por el cantante Philip Oakey. La canción fue originalmente concebida y grabada como un solo masculino, pero después de escuchar algunas historias inspiradoras, Oakey decidió adaptarla a un dúo masculino y femenino e invitó a cantar a una de las cantantes adolescentes, Susan Ann Sulley. Esta decisión sin duda cambió el destino de la canción, pero al principio, Oakey se mostró escéptico ante la decisión y consideró que la canción era "una pieza de relleno de mala calidad".
El escepticismo de Oakey surgió principalmente de sus sentimientos sobre la nueva versión de la canción: durante el proceso de grabación, no estaba satisfecho con los cambios musicales proporcionados por el productor Martin Rushent. A pesar de que la canción fue cuidadosamente remezclada y reelaborada, Oakey todavía creía que era el eslabón más débil de Dare e incluso tuvo una disputa con Rushent, insistiendo en que el público estaba cansado de su música.
Philip Oakey consideró que "Don't You Want Me" era "un relleno de mala calidad" e inicialmente pensó que la canción sería un desastre.
A pesar de esto, el ejecutivo de Virgin Records, Simon Draper, insistió en lanzar el sencillo. Después de varias discusiones, Oakey finalmente estuvo de acuerdo, pero pidió que fuera acompañado de un gran póster en color porque le preocupaba que los fans se sintieran decepcionados con el sencillo "inferior". Como resultado, después del lanzamiento de la nueva versión, la canción rápidamente obtuvo elogios generalizados e incluso se convirtió en el sencillo más vendido en el Reino Unido en 1981 y ocupó el puesto número 1 en la lista Billboard Hot 100 de EE. UU.
A medida que la canción tuvo éxito, Oakey comenzó a tener dudas sobre su actitud desdeñosa inicial. Poco a poco se dio cuenta de que "Don't You Want Me" no era una canción pop cualquiera, sino una obra que exploraba las relaciones de poder de género. Incluso admitió: "Esta no es una canción de amor, sino una mala canción sobre la política del poder sexual". Con el paso del tiempo, su visión de la canción cambió fundamentalmente y finalmente comenzó a sentirse orgulloso de ella.
Oakey se dio cuenta del valor de la canción y admitió que su desdén inicial era incorrecto y que estaba orgulloso de la canción.
A medida que "Don't You Want Me" se hizo popular, también aparecieron varias críticas. Stephen Thomas Erlewine, editor senior del sitio de reseñas musicales AllMusic, describió la canción como "una crónica de una relación rota envuelta en los mejores ganchos pop y una producción crepitante". Los críticos musicales de la época también creían que el ritmo y la melodía de esta canción la hacían única en la música de los años 80 y se convirtió en un clásico de una generación.
La aparición de la canción en el vídeo musical también inyectó más energía a su popularidad. En 1981, con el surgimiento de MTV, las compañías discográficas comenzaron a darse cuenta del potencial comercial de los videos musicales. El video musical filmado para "Don't You Want Me" tenía una temática cinematográfica y estaba protagonizado por miembros del grupo musical, mostrando su capacidad para hacerlo. Interacciones durante el rodaje de la película.
La producción del vídeo musical demuestra el significado del texto de una manera impresionante y proporciona profundidad a la popularidad de la canción.
En 1982, la canción subió al número uno en el Billboard Hot 100 de EE. UU., donde permaneció durante tres semanas. Este éxito reflejó su influencia intercultural, convirtiéndose en una de las obras musicales más emblemáticas de la época. A medida que pasa el tiempo, "Don't You Want Me" no solo es la obra maestra de Human League, sino que también se convierte en parte de la música pop mundial, y músicos posteriores lo versionan y le rinden homenaje constantemente.
Hoy en día, esta canción ha sido seleccionada como "una de las 200 mejores canciones de baile" por Rolling Stone y aparece a menudo en varios rankings musicales. Su influencia continúa hasta el día de hoy y es difícil tanto para los oyentes como para los productores musicales ignorar la resonancia emocional que evoca la canción.
Entonces, ¿qué debemos hacer con esas obras musicales que inicialmente fueron despreciadas? ¿Qué tipo de historias y valores se esconden detrás de ellos? ¿Podrán superar la evaluación de la época y mantener la luz de los clásicos para siempre?