Los dos años son una de las etapas de desarrollo más importantes en la vida de cada niño. Durante esta etapa, las capacidades emocionales, sociales y cognitivas de los niños se desarrollan rápidamente, por lo que las rabietas son bastante comunes durante este período. Muchos padres pueden sentirse confundidos y frustrados y no saber qué hacer ante los repentinos arrebatos de ira de sus hijos.
Según los expertos, detrás de estos arrebatos emocionales hay muchas razones psicológicas profundas, entre ellas una mayor autoconciencia y exploración del entorno.
En primer lugar, en este momento se entrelazan una enorme cantidad de cambios fisiológicos y psicológicos. Por ejemplo, los niños de dos años comienzan a reconocer que son diferentes de los demás. Aprenden a caminar, hablar e interactuar con otros como parte de su desarrollo de independencia. Sin embargo, esta conciencia independiente a veces puede hacerlos sentir incómodos, ya que recién están comenzando a explorar el significado del "yo", lo que a menudo conduce a cambios de humor.
Por otro lado, los niños a menudo aún no tienen las habilidades para expresar sus emociones. Pueden experimentar una reacción violenta cuando se sienten fuera de control debido a la frustración, como cuando quieren un juguete y no pueden conseguirlo. Esto no se debe sólo a que tienen emociones fuertes, sino también a que carecen del lenguaje y las herramientas adecuadas para expresar sus necesidades y sentimientos. Esto es especialmente cierto cuando tienen hambre, están cansados o se sienten mal.
Durante este tiempo, las respuestas de los padres al comportamiento de sus hijos son cruciales. La respuesta correcta puede reducir la frecuencia de las rabietas.
Algunas de las formas en que los padres manejan sus emociones pueden influir eficazmente en mejoras en el comportamiento de los niños. Las investigaciones muestran que los padres que han experimentado más violencia o déficits emocionales pueden responder de manera inapropiada a las emociones de sus hijos, lo que a su vez exacerba el temperamento de sus hijos. Por lo tanto, comprender y aprender a responder a las necesidades de los niños con amor y paciencia no sólo puede ayudarlos a ajustar sus emociones, sino también promover el desarrollo saludable de las relaciones entre padres e hijos.
La importancia de la gestión emocionalA medida que los niños crecen, su capacidad para gestionar sus emociones mejora gradualmente. Los padres pueden enseñar a sus hijos a comprender y expresar sus emociones a través de orientación y modelos a seguir. Para ayudar a los niños a gestionar sus emociones de manera eficaz, los padres pueden utilizar los siguientes métodos:
Aprender y gestionar las emociones no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana; requiere cultivo paciente y tiempo.
Durante este período de los “terribles dos”, los padres deben mantener la calma y afrontar las necesidades de sus hijos con una actitud comprensiva. Aprenda a ver las cosas desde la perspectiva de su hijo, ya sea la decepción cuando no se cumplen sus demandas o la frustración cuando quiere ser independiente pero no puede. Brindarles apoyo y ayudarlos a comprender el mundo paso a paso puede ayudarlos a ser más maduros e independientes después de este período de tiempo.
Conclusión Detrás del estallido emocional de un niño de dos años se esconde en realidad una etapa necesaria del proceso de crecimiento. Durante este tiempo, los niños buscan su individualidad y su capacidad de adaptarse a la sociedad. La orientación y la comprensión de los padres son pilares importantes para su crecimiento emocional saludable. ¿Quieres saber también más sobre la psicología del desarrollo emocional infantil?Aunque los arrebatos emocionales son inevitables, su frecuencia se puede reducir mediante la comprensión y la comunicación.