A medida que los atletas se desempeñan cada vez mejor en el campo, sus frecuencias cardíacas a menudo confunden al mundo exterior. ¿Por qué estos deportistas de alto nivel tienen latidos cardíacos más lentos que la gente corriente? Esto parece ir en contra de nuestro sentido común, pero es causado por el proceso fisiológico de adaptación del corazón de los atletas.
La frecuencia cardíaca de los atletas suele caer por debajo de 60 latidos por minuto, un fenómeno conocido como bradicardia. Esto no representa necesariamente un problema patológico; más bien, es una adaptación fisiológica causada por el condicionamiento. Los corazones de los atletas normalmente pueden bombear más sangre con cada latido, por lo que sus cuerpos requieren menos latidos para mantener el flujo sanguíneo necesario para hacer circular la sangre.
Los atletas pueden proporcionar más flujo sanguíneo con cada contracción de su corazón, un fenómeno comúnmente conocido como aumento del "gasto cardíaco".
Esto significa que para los atletas, sus cuerpos aún pueden mantener un suministro adecuado de oxígeno y nutrientes, incluso a frecuencias cardíacas bajas. El proceso de adaptación del corazón de los deportistas se refleja principalmente en el aumento del grosor del miocardio y la expansión del volumen ventricular, permitiendo bombear una mayor cantidad de sangre cada vez que el corazón se contrae. Este es el mejor ejemplo de configuración del corazón.
Normalmente, las señales eléctricas del corazón se originan en el nódulo sinoauricular (nódulo SA) en la aurícula derecha, que es el marcapasos natural que ayuda a controlar los latidos del corazón. A través de una serie de conducción de señales eléctricas, esta información fluye hacia el ventrículo a través del nodo auriculoventricular (nodo AV), permitiendo que el corazón se contraiga de manera ordenada. Para los atletas que realizan entrenamientos de alta intensidad durante un largo período de tiempo, el sistema de conducción de su corazón sufre cambios que hacen que cada latido sea más eficiente.
El proceso de entrenamiento de adaptación cardíaca puede considerarse como el "desarrollo físico" del corazón, que cambia la estructura y función del corazón para adaptarse a los desafíos que plantea el ejercicio.
Además, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) suele ser mayor en los atletas de alto nivel que en la población general. Esto significa que el corazón del atleta es más flexible para adaptarse a los cambios en el estado corporal, como ajustes rápidos entre un estado relajado y una actividad de alta intensidad. Esto se debe a que el entrenamiento físico puede fortalecer la función reguladora del sistema nervioso autónomo, especialmente el papel de los nervios parasimpáticos, que pueden reducir la frecuencia cardíaca en un estado de calma.
Cuando un atleta presenta bradicardia, no necesariamente significa que exista un riesgo para su salud. En muchos casos, esta baja frecuencia cardíaca es asintomática y no requiere intervención. Sin embargo, las personas con antecedentes de enfermedades cardíacas, o aquellas con síntomas como fatiga y mareos, requieren una evaluación médica y un manejo adecuado.
La mayoría de los atletas experimentados se someten a exámenes de salud periódicos para controlar la salud de su corazón.
En resumen, la frecuencia cardíaca baja en los atletas es el resultado de cambios adaptativos y, desde el punto de vista médico, se considera una ventaja más que una desventaja. Aun así, la función cardíaca saludable requiere un seguimiento continuo.
La forma en que la frecuencia cardíaca afecta el rendimiento de los atletas es un tema de extensa investigación. En algunos deportes, una frecuencia cardíaca más baja puede reflejar una mejor salud cardíaca y una mayor eficiencia en el ejercicio. Esto significa que los atletas pueden hacer ejercicio a una frecuencia cardíaca más baja durante períodos de tiempo más prolongados sin sentirse cansados. Este fenómeno no sólo mejora la resistencia, sino que también ayuda a los atletas a gestionar su energía y su condición durante la competición.
En resumen, la frecuencia cardíaca más lenta de los atletas es el resultado de la adaptación fisiológica del cuerpo a través del entrenamiento a largo plazo. Este proceso permite que sus corazones funcionen de manera más eficiente mientras mantienen un mayor rendimiento atlético. Pero detrás de escena, ¿deberíamos desarrollar una comprensión más profunda de la salud cardíaca de los atletas y sus riesgos potenciales?