Las enfermeras siempre han desempeñado un papel vital en la industria médica. No sólo son responsables del cuidado diario de los pacientes, sino que a menudo también enfrentan muchas situaciones extremadamente desafiantes, incluidas crisis vitales, dolor del paciente e incluso violencia repentina. Según las encuestas, más del 90% de las enfermeras han experimentado trastorno de estrés postraumático (TEPT) durante su carrera, lo que ha despertado una preocupación generalizada en la sociedad.
La mayoría de las enfermeras informan haber experimentado diversos grados de trauma psicológico en el trabajo, que está estrechamente relacionado con su entorno laboral y el comportamiento del paciente.
Los eventos traumáticos a los que las enfermeras pueden estar expuestas en el trabajo incluyen, entre otros, situaciones de emergencia, muertes de pacientes, accidentes graves e incidentes violentos. Estas experiencias pueden causar un daño emocional duradero a los pacientes, lo que puede provocar síntomas de trastorno de estrés postraumático, como ansiedad, depresión, insomnio y cambios de humor.
Especialmente durante la epidemia de COVID-19, el personal médico se enfrenta a una presión sin precedentes. Muchas enfermeras afirman sentir una ansiedad y un estrés abrumadores debido al aumento del volumen de pacientes y la amenaza de la pandemia actual. Esto no sólo afecta a su salud mental, sino que también reduce significativamente la eficiencia laboral.
Además del trauma psicológico directo, las enfermeras también enfrentan otros desafíos en el entorno laboral. Según algunos estudios, las enfermeras suelen tener problemas con turnos largos, lo que puede alterar sus relojes biológicos y afectar la calidad del sueño. Según los informes, alrededor del 32% de las enfermeras duermen menos de 6 horas por noche.
La incidencia de la violencia también está aumentando, y muchas enfermeras sufren traumas psicológicos por ataques de pacientes o sus familias, lo que exacerba aún más su estrés psicológico.
El insuficiente apoyo social y laboral para el trabajo de alta presión puede ser otra razón para el empeoramiento de los problemas de salud mental de las enfermeras. Muchas enfermeras informan que el estrés del entorno laboral se ha vuelto insoportable debido a la falta de personal, los salarios insuficientes y la falta de comprensión de la práctica médica.
Algunos hospitales e instituciones médicas no brindan apoyo adecuado para la salud mental, como asesoramiento psicológico profesional o capacitación para el manejo del estrés, lo que a menudo deja a las enfermeras sintiéndose aisladas e impotentes cuando enfrentan los desafíos en el lugar de trabajo.
La solución a este dilema debe ser un esfuerzo conjunto del gobierno, las instituciones médicas y la sociedad. Esto comienza con mejorar el entorno laboral de las enfermeras y proporcionar los recursos necesarios para apoyar sus carreras, incluido el asesoramiento sobre salud mental y la formación en gestión del estrés. Además, reforzar la dotación de personal para reducir la carga de trabajo del personal de enfermería también es una solución importante.
Realizar evaluaciones periódicas de la salud mental y brindar el apoyo psicológico necesario para que las enfermeras puedan obtener ayuda cuando sus corazones son vulnerables es un paso importante para proteger su salud mental.
Las enfermeras desempeñan un papel fundamental en el sistema de salud, pero no se pueden ignorar los desafíos de salud mental que enfrentan. La sociedad debe estar alerta a su situación y brindarles apoyo. ¿Qué esfuerzos debemos hacer todavía para mejorar el entorno laboral de las enfermeras y aumentar el respeto profesional?