Entre las opciones de corrección de la visión actuales, los lentes de contacto son ampliamente utilizados por su conveniencia y apariencia discreta. Sin embargo, no se pueden ignorar los riesgos potenciales del uso de lentes de contacto a largo plazo, incluida la formación de microvesículas y una disminución de la función visual.
El uso de lentes de contacto, especialmente el uso continuo, tiene un impacto significativo en la córnea. Los estudios han demostrado que el uso prolongado puede inducir múltiples cambios estructurales, incluidos cambios en el grosor de la córnea, disminución de la densidad celular y aumento del flujo sanguíneo.
Muchos estudios han demostrado que el uso prolongado de lentes de contacto puede afectar la integridad de la córnea, específicamente en términos de grosor, sensibilidad y estructura celular. Cuando las lentes de contacto se colocan sobre la córnea durante un tiempo prolongado, se forma un ambiente hipóxico que provoca la producción de microvesículas. Estas microvesículas son bolsas de líquido que se forman a lo largo del epitelio corneal y a menudo están acompañadas de restos celulares.
Cuando la córnea se expone a un ambiente hipóxico, el metabolismo epitelial se inhibe y la formación de microvesículas se convierte en una clara consecuencia.
La formación de microvesículas generalmente comienza a aparecer después de una semana de uso de lentes de contacto y aumenta con el tiempo de uso. Estas vesículas pueden alcanzar su punto máximo después de tres meses de uso de lentes de contacto y continuar aumentando en número con el uso posterior. Los estudios han demostrado que quienes usan el dispositivo a largo plazo tienen un promedio de cinco veces más microvesículas de lo normal. Estos cambios ocurren porque las lentes de contacto restringen el acceso de oxígeno a la córnea, provocando hipoxia corneal persistente.
Si bien el uso de lentes de contacto a largo plazo puede provocar muchos cambios, algunos de estos cambios son reversibles. Después de dejar de usar lentes de contacto, generalmente dentro de un mes, la captación de oxígeno en el ojo vuelve a los niveles normales y las microvesículas y otras estructuras disminuyen gradualmente.
Los estudios han demostrado que tanto el grosor de la córnea como la captación de oxígeno epitelial vuelven a la normalidad rápidamente después de dejar de usar lentes de contacto.
Los materiales utilizados en las lentes de contacto son fundamentales para la salud de la córnea. Las lentes de hidrogel tradicionales generalmente tienen baja permeabilidad al oxígeno, lo que significa que los usuarios tienen más probabilidades de experimentar problemas con el uso a largo plazo. En comparación, las lentes de hidrogel de silicona son de cuatro a seis veces más permeables al oxígeno, lo que las convierte en una de las opciones más populares en la actualidad. De hecho, la aplicación a gran escala de este material ha reducido significativamente los problemas causados por la hipoxia, incluida la formación de microvesículas.
Además de las microvesículas, el uso prolongado de lentes de contacto también puede provocar síntomas como pérdida de visión y deslumbramiento, e incluso aumentar el riesgo de neovascularización corneal. Estos problemas no son causados por un solo factor, sino que están relacionados con la fricción, la estimulación mecánica y un ambiente hipóxico persistente de los ojos. Además, la limpieza excesiva o los cambios aleatorios de marcas de lentes de contacto también pueden causar daños a los ojos.
Éstas son preguntas importantes que deberíamos seguir explorando en la futura oftalmología y tecnología de lentes de contacto. Las lentillas son, sin duda, cómodas, pero los riesgos para la salud que conllevan nos obligan a reflexionar sobre cuánto protegemos y valoramos nuestros ojos. ¿Estás preparado para afrontar estos retos?