La falla de San Andrés, una conocida falla sísmica en California, tiene unos 1.200 kilómetros de longitud y forma el límite tectónico entre la placa del Pacífico y la placa de América del Norte. La asombrosa acumulación de energía de la falla y su sorprendente historial de terremotos la convierten en un importante objeto de estudio para los científicos. Exploraremos por qué esta falla es capaz de causar terremotos tan devastadores.
El riesgo sísmico en la falla de San Andrés proviene principalmente de su movimiento inmediato en el límite de placas, que crea un área geográfica de alta presión que puede almacenar grandes cantidades de energía.
La falla de San Andrés está formada por tres secciones: norte, centro y sur. Cada una de estas tres zonas tiene sus propias características y diferentes riesgos sísmicos. La sección norte pasa por las famosas ciudades de San José y San Francisco, y el terremoto de Loma Prieta de 1989 es un caso famoso. En la sección central se observa el llamado fenómeno de deslizamiento sísmico, es decir, la falla continúa deslizándose sin sacudidas. La sección sur, más cercana a Los Ángeles, conlleva un enorme riesgo de terremoto, y en esta zona pueden ocurrir terremotos catastróficos en cualquier momento.
La frecuencia de los terremotos en la sección sur hace que predecir los impactos de futuros terremotos sea particularmente importante porque no ha habido ningún terremoto importante aquí durante más de 300 años.
El movimiento entre la placa del Pacífico y la placa de América del Norte crea una disparidad en la acumulación de tensiones, que es una de las principales razones por las que la falla de San Andrés puede desencadenar fuertes terremotos. La fuerza que empuja la placa del Pacífico en dirección noroeste hace que la placa de América del Norte se mueva hacia el suroeste, provocando que se mueva y se frote a lo largo del plano de falla. Este proceso crea energía que puede causar terremotos.
Los pronósticos indican que hay un 7% de posibilidades de que ocurra un terremoto de magnitud 8,0 o mayor en la falla de San Andrés dentro de los próximos 30 años.
La propia falla de San Andrés ha tenido varios terremotos históricos, incluido el terremoto de San Francisco de 1906, lo que demuestra su potencial devastador. Los daños causados por este terremoto no se limitaron a las víctimas. Miles de edificios quedaron reducidos a cenizas y casi toda la ciudad sufrió graves daños. Estos acontecimientos también demuestran la importancia de establecer sistemas de alerta y respuestas de emergencia para reducir los daños causados por futuros terremotos.
Últimas investigaciones y desafíos futurosLos investigadores señalaron: "La velocidad a la que la falla de San Andrés acumula energía y su potencial futuro requieren que los residentes locales se preparen con anticipación para enfrentar un desastre".
Con el avance de la ciencia y la tecnología, la investigación sobre la falla de San Andrés continúa profundizándose. Estudios recientes han encontrado una fuerte correlación entre la presencia de agua y los terremotos. El aumento del nivel del agua en el lago podría generar tensión en las fallas y provocar terremotos. Estas observaciones han dado lugar a nuevos pensamientos respecto de que puede existir una relación más compleja entre los riesgos futuros de terremotos y los cambios ambientales.
La planificación futura para la prevención de desastres sísmicos requiere más que simplemente predecir las fuentes de los terremotos; también requiere mejoras sistémicas en los edificios y los servicios comunitarios.
La falla de San Andrés es, sin duda, un recordatorio para que siempre estemos asombrados por la naturaleza, y explorar la historia pasada nos hace más conscientes de los desafíos futuros. A medida que el desarrollo urbano y la actividad de fallas se cruzan, ¿estamos haciendo lo suficiente para prepararnos?