Según informes recientes, una de cada tres personas en el mundo sufre alguna forma de desnutrición, una cifra que refleja no sólo un grave problema de salud sino también las deficiencias de los actuales sistemas de seguridad alimentaria y nutrición. La cuestión se complica aún más por el hecho de que la desnutrición implica no sólo una ingesta inadecuada de nutrientes sino también un exceso de grasa y azúcar. Ya sea que vivamos en los barrios marginales de una ciudad o en las zonas ricas de un país desarrollado, la desnutrición se ha convertido en un desafío importante que los sistemas de salud de todo el mundo deben abordar.
“El mundo sufre hoy una doble carga de malnutrición: hambre por un lado y obesidad por el otro”.
En primer lugar, las causas de la desnutrición son multifacéticas. Los factores socioeconómicos, las políticas gubernamentales, los niveles de educación y la falta de recursos de salud pública son las principales razones por las que muchas personas carecen de acceso a alimentos nutritivos de alta calidad. Las familias de bajos ingresos a menudo no pueden permitirse una dieta saludable, y los altos precios de los alimentos hacen que muchas familias elijan alimentos baratos pero poco nutritivos, lo que en última instancia conduce a la desnutrición.
Principales formas de desnutriciónLa desnutrición se puede dividir en dos categorías principales: desnutrición y sobrenutrición. La desnutrición se manifiesta principalmente en bajo peso, retraso del desarrollo y deficiencias de micronutrientes, mientras que la sobrenutrición conduce principalmente a la obesidad y a las enfermedades crónicas causadas por la obesidad, como las enfermedades cardíacas y la diabetes. Esta doble carga es cada vez más evidente en muchos países en desarrollo, donde la intersección de comunidades pobres y ricas ha llevado a una falta de conciencia sobre el problema.
“Países como Ruanda y la India informan que el 20% de sus poblaciones se enfrentan a una crisis de sobrepeso y obesidad, algo que el mundo no había previsto”.
A nivel mundial, las mayores víctimas de la desnutrición son los niños menores de cinco años. Según el informe, 1,46 millones de niños en todo el mundo sufrieron retraso del crecimiento en 2021, principalmente en el sur de Asia y África subsahariana. El crecimiento y desarrollo de estos niños se ven gravemente afectados, lo que provoca que tengan dificultades en el aprendizaje y en las habilidades sociales.
Por ejemplo, los problemas de nutrición en la India son particularmente evidentes entre los niños: se cree que más del 20% de ellos son víctimas de desnutrición. En África Oriental, la tasa de retraso del crecimiento en algunos países llega al 33%. Esta condición pone a muchos bebés en grandes riesgos de salud temprano en la vida.
La desnutrición no se limita a los niños; los adultos también la padecen. Según datos de 2021, 1.900 millones de adultos en todo el mundo tienen sobrepeso u obesidad, y 4,6 millones de adultos tienen bajo peso. Su estado de salud se ve afectado directamente por el estatus socioeconómico, y la falta de acceso a alimentos de alta calidad impide a muchos obtener una nutrición esencial.
"La malnutrición ya no es un problema limitado geográficamente, sino un desafío de salud pública mundial".
La pandemia de COVID-19 ha asestado un duro golpe a los sistemas de seguridad alimentaria y salud en todo el mundo. Se estima que decenas de millones de personas correrán el riesgo de padecer hambre aguda como consecuencia del brote. Según un informe de la ONU, aproximadamente 2.400 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2022, un aumento de 391 millones con respecto a 2019.
La reducción de la actividad física y la menor disponibilidad de alimentos contribuyen al aumento de la obesidad, mientras que las deficiencias de nutrientes están exacerbando las preocupaciones mundiales sobre la desnutrición. Esta tendencia amenaza directamente la vida y la salud de muchas personas, causando especialmente daños irreversibles al crecimiento y desarrollo de los niños.
Resolver el problema mundial de la desnutrición requiere la colaboración entre gobiernos, organizaciones sociales y comunidades. Fortalecer la educación en salud pública y concienciar a la población sobre la importancia de la nutrición son los primeros pasos para mejorar la situación actual. Además, es necesario aumentar el apoyo a las personas de bajos ingresos y formular políticas pertinentes para lograr la accesibilidad a los alimentos.
Las mejoras en ciertas condiciones sociales, como el aumento de los niveles de educación y el empoderamiento de las mujeres, también tendrán un impacto positivo en el estado nutricional de los hogares y las comunidades. Sólo cuando se aborden estas cuestiones fundamentales podremos abordar las causas profundas de la crisis de desnutrición.
Entonces, con la desnutrición en un nivel tan alto, ¿estamos tomándonos en serio y tomando medidas para garantizar que cada generación futura tenga acceso a estilos de vida saludables y a sus necesidades nutricionales?