La hemorragia subaracnoidea (HSA) es una afección médica potencialmente mortal que se produce en el área entre la aracnoides y la piamadre que rodea el cerebro. Los síntomas de la afección incluyen dolor de cabeza intenso, vómitos, disminución del nivel de conciencia, fiebre, debilidad, entumecimiento y, a veces, incluso convulsiones. La rigidez del cuello o el dolor de cuello también son síntomas comunes. Además, aproximadamente una cuarta parte de los pacientes experimentan hemorragias menores acompañadas de remisión al mes de haber experimentado una hemorragia importante.
La mayoría de los casos de hemorragia submeníngea son causados por un traumatismo craneoencefálico o por rotura espontánea de aneurismas cerebrales. Los factores de riesgo de afecciones espontáneas incluyen presión arterial alta, tabaquismo, antecedentes familiares, consumo de alcohol y cocaína.
El diagnóstico temprano de los síntomas de la hemorragia submeníngea es crucial. Los dolores de cabeza a menudo se describen como "como una patada en la cabeza" y también se les llama dolores de cabeza relámpago. Este tipo de dolor de cabeza puede ocurrir rápidamente, en cuestión de segundos o minutos, y a menudo afecta la parte posterior de la cabeza (región temporal).
Las estadísticas sobre dolores de cabeza muestran que aproximadamente un tercio de los pacientes con hemorragia submeníngea no presentan más síntomas que el dolor de cabeza característico, y aproximadamente una décima parte de los casos que buscan ayuda en instituciones médicas serán diagnosticados posteriormente con hemorragia meníngea. .
Durante el proceso de diagnóstico, los médicos suelen comenzar con una tomografía computarizada de la cabeza, que puede detectar hemorragia submeníngea con alta eficiencia dentro de las seis horas posteriores al inicio de los síntomas. Además, durante el proceso de diagnóstico también se considerarán otras posibles causas, como la migraña o la trombosis del seno venoso cerebral. La punción lumbar también resulta necesaria cuando los hallazgos son normales en la TC sin contraste, ya que puede mostrar la presencia de hemorragia. Una vez establecido el diagnóstico, su médico evaluará más a fondo la causa subyacente del sangrado.
Los síntomas de la hemorragia submeníngea pueden ser extremadamente variables, pero generalmente incluyen dolor de cabeza, confusión y rigidez del cuello. Debido a que estos síntomas pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades, los profesionales médicos deben tener cuidado al distinguirlos. De todos los casos de hemorragia submeníngea espontánea, el 85% son causados por aneurismas cerebrales, mientras que el resto puede incluir otras anomalías vasculares o hemorragia por malignidad.
En pacientes con factores de alto riesgo, el tratamiento médico oportuno será la clave para salvar vidas una vez que se presenten los síntomas anteriores.
Para confirmar el diagnóstico de hemorragia submeníngea generalmente se requieren pruebas específicas, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Una tomografía computarizada es la primera opción para detectar hemorragia submeníngea, especialmente dentro de las primeras seis horas de síntomas. En comparación, la resonancia magnética es más sensible que la tomografía computarizada después de unos días.
El diagnóstico temprano de la hemorragia submeníngea es crucial. Una vez que se confirma el diagnóstico, se considera un tratamiento de seguimiento para prevenir más hemorragias, que a menudo requieren cirugía de emergencia. Un neurocirujano especializado realizará una embolización endovascular o una cirugía, según la naturaleza y la ubicación del sangrado.
Los medicamentos antihipertensivos se utilizan a menudo para mantener la presión arterial dentro de un rango seguro hasta que se realiza la cirugía de revisión. También se utilizan bloqueadores de los canales de calcio, que pueden ayudar a prevenir el espasmo de los vasos sanguíneos.
Los signos vitales del paciente también deben controlarse continuamente durante el tratamiento para garantizar que no se produzcan otras complicaciones durante el tratamiento. Los cambios en el ECG también son relativamente comunes, incluidas arritmias y prolongación del intervalo QT. Estos pueden estar relacionados con la alta concentración de adrenalina en el cerebro y requieren que el personal médico preste mucha atención.
Los pacientes que experimentan hemorragia submeníngea pueden enfrentar una mala calidad de vida, particularmente aquellos que son hospitalizados hasta que la función mental y la actividad física se ven afectadas. Para estos pacientes, los planes de rehabilitación deben incluir fisioterapia profesional y apoyo psicológico para ayudarlos a reintegrarse a la vida diaria.
Estadísticamente, solo alrededor del 50% de los pacientes sobreviven a una hemorragia submeníngea, pero muchos de ellos enfrentan desafíos físicos y mentales a largo plazo.
Para la prevención de la hemorragia submeníngea, aunque las pruebas de detección públicas no son comunes, es posible que las personas con antecedentes familiares o los pacientes con factores de alto riesgo, como la enfermedad quística renal, deban someterse a exámenes regulares. Estos exámenes adicionales pueden ayudar a detectar posibles aneurismas de manera temprana para prevenir una posible hemorragia submeníngea.
La hemorragia submeníngea es sin duda una emergencia que requiere un manejo cuidadoso. Después de comprender estos síntomas, ¿prestará más atención a los cambios en las señales de su cuerpo cuando enfrente dolores de cabeza intensos?