En la naturaleza, la vista puede verlo todo, y los sistemas visuales de ciertas criaturas pueden demostrar superpoderes que los humanos no pueden igualar. Tomemos como ejemplo a los camarones mantis. Su estructura única de ojos compuestos les permite poseer habilidades visuales asombrosas al observar el entorno. No solo pueden percibir cambios extremadamente pequeños en la luz, sino que también distinguen hasta 16 colores, lo cual es muy importante para la supervivencia. y la caza. Sin duda es una gran ventaja para la pesca.
Los ojos compuestos del camarón mantis les permiten reaccionar rápidamente en el impredecible entorno submarino y pueden identificar mejor la polarización de la luz.
Los ojos compuestos del camarón mantis están compuestos por miles de pequeñas unidades, llamadas omatidios. Cada ojo tiene su propia lente, que permite detectar la luz en múltiples direcciones diferentes cuando entra. En comparación con un solo ojo, el rendimiento del ojo compuesto en resolución de imagen no es ideal, pero tiene un amplio campo de visión y la capacidad de detectar movimientos rápidos.
Cuando observamos el comportamiento de los camarones mantis, descubrimos que son capaces de capturar fácilmente presas en movimiento en un entorno que cambia rápidamente. El secreto detrás de este rápido tiempo de reacción es precisamente la capacidad que les otorga la estructura de sus ojos compuestos. Según la investigación, el tiempo de reacción de la gamba mantis al movimiento es de aproximadamente 0,01 segundos, mientras que el tiempo de reacción de los humanos es de aproximadamente 0,05 segundos.
Lo que es único en este tipo de sistema visual es que pueden recibir información luminosa desde diferentes direcciones al mismo tiempo.
Los ojos compuestos se pueden dividir en muchos tipos, los más comunes incluyen los "ojos de aposición" y los "ojos de superposición". Los ojos aditivos generalmente forman múltiples imágenes invertidas, mientras que los ojos superpuestos pueden formar una única imagen vertical.
En una estructura ocular aditiva, el cristalino de organismos como el camarón mantis enfoca la luz de una dirección en sus receptores visuales, mientras que la luz de otras direcciones es absorbida. Esta cualidad visual especial permite al camarón mantis identificar eficazmente colores y formas, lo que proporciona una ventaja para la caza.
Por el contrario, los ojos superpuestos son más complejos y se pueden dividir en tres subtipos. Mediante diferentes disposiciones de lentes y reflectores, el ojo superpuesto puede formar una imagen más clara, especialmente entre los insectos de noche, que son extremadamente sensibles a las fuentes de luz débiles.
Muchos insectos de vuelo rápido, como las abejas o las libélulas, tienen áreas visuales especializadas. Los ojos únicos en estas áreas están especialmente dispuestos para formar un área visual plana. Esta evolución les permite captar con precisión el objetivo cuando cazan.
Los científicos han descubierto que las preferencias de comportamiento que muestran estos insectos en entornos complejos están estrechamente relacionadas con la pequeña asimetría de sus ojos compuestos.
En la cultura, el concepto de ojos compuestos aparece a menudo. Por ejemplo, lo que en chino se llama "ojos de libélula" se refiere a las cuentas de vidrio multifacéticas fabricadas en el antiguo Oriente y Occidente. Esto no es sólo una atracción estética, sino que su naturaleza de múltiples perspectivas también ha inspirado inspiración en el arte, el cine y la literatura.
En la comunidad científica actual, la investigación sobre los ojos compuestos del camarón mantis no solo nos ayuda a comprender sus hábitos ecológicos, sino que también estimula el potencial de aplicación en bioingeniería y tecnología visual. A medida que avanza la tecnología, ¿podremos encontrar más revelaciones potenciales en los sistemas visuales de otras especies en el futuro?