En la investigación médica moderna, el mecanismo de crecimiento tumoral ha recibido cada vez más atención. Sin embargo, muchas personas han ignorado algunas células que desempeñan un papel importante en el entorno tumoral: las células estromales asociadas a tumores (TASC). Estas células no son sólo la base de los tumores, sino que desempeñan un papel clave en la promoción del crecimiento y la propagación del tumor.
Las células del estroma, o células estromales intersticiales, se encuentran principalmente en la médula ósea, pero se pueden encontrar en prácticamente todos los órganos del cuerpo.
Según las investigaciones, poco a poco se está comprendiendo el papel de las células estromales. Estas células no solo apoyan las funciones de las células parenquimatosas en el mismo tejido, sino que también participan en la modulación de las respuestas inmunes y la modulación de los procesos inflamatorios. Además de producir elementos sanguíneos en la médula ósea, la versatilidad de las células estromales las hace cada vez más importantes en el microambiente tumoral.
Las células estromales destacan por sus propiedades multipotentes y autorreplicantes. Estas células se definen como no hematopoyéticas y pueden transformarse en otro tipo de células, como tejido conectivo, vasos sanguíneos y tejido linfoide. Específicamente, estas células estromales pueden diferenciarse en osteoblastos, condroblastos y adipocitos, y exhibir respuestas antiinflamatorias y proinflamatorias.
Estas células tienen el potencial de usarse en diversas terapias celulares y reparación de tejidos en el futuro.
Durante la cicatrización normal de las heridas, las células estromales locales exhiben una matriz reactiva. En el entorno tumoral, estas células estromales reactivas pueden ser transformadas aún más por células tumorales en células estromales asociadas a tumores (TASC). En comparación con las células estromales no reactivas, las TASC secretan más proteínas y metaloproteinasas de matriz (MMP), que a su vez estimulan el reclutamiento de más células tumorales y promotoras de tumores.
Los factores promotores de tumores secretados por TASC incluyen el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), IL-6 e IL-8, etc., que pueden afectar directamente el crecimiento y la metástasis del tumor.
El desarrollo de tumores requiere el apoyo de un entorno celular. El reclutamiento de TASC se origina a partir de una variedad de células en la matriz del huésped, como las células del estroma de la médula ósea, las células endoteliales y los adipocitos. Esto hace que la composición del microambiente tumoral sea extremadamente heterogénea. Algunas de estas células estromales del huésped tienen capacidades supresoras de tumores, pero en el caso de tumores malignos, estas células se transformarán en un estado que promueve el crecimiento del tumor.
Las células del estroma también exhiben capacidades reguladoras extremadamente altas en las respuestas inmunes. Estas células suprimen las respuestas inmunitarias excesivas, previniendo así el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Cuando las células T están sobreactivadas, las funciones de las células asesinas naturales y las células dendríticas también pueden verse dañadas, mientras que las células estromales utilizan varios mediadores secretados para regular las actividades del sistema inmunológico.
Las células del estroma pueden lograr respuestas inmunitarias reguladoras secretando una serie de moléculas reguladoras.
Las células del estroma han mostrado aplicaciones potenciales en el tratamiento de una variedad de enfermedades, desde enfermedades autoinmunes hasta la curación de heridas e incluso el síndrome de dificultad respiratoria aguda. En futuras terapias celulares, las células estromales pueden convertirse en nuevas armas debido a su capacidad para esconderse del sistema inmunológico y abrir nuevas vías para el tratamiento de tumores.
Sin embargo, la investigación sobre las células estromales aún continúa; especialmente cómo ejercer sus funciones en condiciones fisiológicas reales sigue siendo un misterio sin resolver. ¿Significa esto que nuestra comprensión del cáncer es todavía sólo la punta del iceberg?