La descomposición es un proceso que comienza inmediatamente después de la muerte e implica la destrucción de tejidos blandos, dejando finalmente los restos de un esqueleto. El mecanismo químico de este proceso es bastante complejo. Los tejidos blandos del cuerpo pasan por múltiples etapas de descomposición, seguidas de autólisis y putrefacción. La composición del cuerpo humano se puede dividir aproximadamente en 64% de agua, 20% de proteínas, 10% de grasas, 1% de carbohidratos y 5% de minerales.
El agua juega un papel vital en el proceso de descomposición porque el contenido de agua del cuerpo afecta directamente el desempeño de diversas reacciones bioquímicas.
El proceso de descomposición de los tejidos blandos implica principalmente la descomposición de estas macromoléculas, cuyo contenido de proteínas y grasas es particularmente importante. A medida que el cuerpo comienza a descomponerse, diferentes proteínas de membrana y tejido se descomponen a diferentes velocidades, lo que está estrechamente relacionado con la presencia de agua.
Las proteínas son componentes de diferentes tejidos del cuerpo y estos tejidos se pueden dividir en tejidos blandos y duros. Debido a que la humedad afecta la degradación de las proteínas, estas proteínas no se descomponen a un ritmo uniforme. En las primeras etapas de degradación, se degradan las proteínas de los tejidos blandos, incluidas las células epiteliales de los intestinos y el páncreas, así como las proteínas formadas en el cerebro, el hígado y los riñones.
El proceso de descomposición de las proteínas se llama proteólisis. Este proceso se ve afectado por factores como la humedad, la temperatura y las bacterias.
En etapas avanzadas de degradación, la putrefacción destruye las proteínas tisulares más resistentes, como las proteínas musculares y el colágeno. La queratina es una proteína que se encuentra principalmente en la piel, el cabello y las uñas. Es relativamente resistente a las enzimas hidrolíticas y debe depender de microorganismos especializados que descomponen la queratina para su descomposición.
El nitrógeno de las proteínas suele liberarse mediante desaminación, principalmente en forma de amoníaco. Este amoníaco puede ser utilizado por las plantas o microorganismos circundantes, o puede acumularse en el suelo. La presencia de nitrógeno favorece el crecimiento de las plantas, lo que hace que la humedad del suelo tenga un impacto directo en el proceso de liberación de nitrógeno.
La liberación de fósforo proviene principalmente de componentes de proteínas y ácidos nucleicos, y su ruta de liberación depende del valor del pH del entorno circundante.
En las primeras etapas de descomposición, los carbohidratos están sujetos a degradación microbiana, que inicialmente convierte el glucógeno en monómeros de glucosa. Dependiendo de la disponibilidad de oxígeno en el medio ambiente, estos azúcares pueden descomponerse completamente para producir dióxido de carbono y agua, o de manera incompleta para producir diversos ácidos orgánicos y alcoholes.
En condiciones aeróbicas, los hongos y las bacterias descomponen los azúcares en una variedad de ácidos orgánicos, afectando así la acidez del medio ambiente.
La mayor parte de la grasa del cuerpo se encuentra principalmente en el tejido adiposo, y el contenido de agua, la proporción de proteínas y grasas de estos tejidos adiposos afectan el proceso de descomposición. Las grasas neutras son hidrolizadas por lipasas inmediatamente después de su muerte, liberando ácidos grasos libres, lo que ocurre más rápidamente cuando se hidratan.
La degradación de los ácidos grasos también se divide en dos vías, condiciones aeróbicas y anaeróbicas, y estas vías también se ven afectadas por la humedad. En condiciones aeróbicas, la grasa se oxidará, mientras que en condiciones anaeróbicas, las bacterias anaeróbicas dominan principalmente la degradación de los ácidos grasos y generan metabolitos.
La degradación de los ácidos nucleicos producirá radicales de nitrógeno, fosfatos y azúcares, y estos productos se utilizarán en las vías de degradación de otras macromoléculas. La liberación de nitrógeno también se ve afectada por la humedad y el medio ambiente, lo que hace que la descomposición de los ácidos nucleicos esté estrechamente relacionada con la liberación de nitrógeno.
Los huesos están compuestos de proteínas (principalmente colágeno), minerales y otros componentes orgánicos. Son muy adaptables al medio ambiente, pero eventualmente serán destruidos. El proceso de degradación de los huesos se denomina procesos geológicos y se ve afectado por factores como la humedad, la temperatura, el tipo de suelo y el pH, lo que hace que la durabilidad de los huesos muestre una gran variabilidad en diferentes ambientes.
La presencia de humedad no sólo promueve la liberación de nutrientes, sino que también acelera la degradación de los tejidos, especialmente bajo los efectos acelerados de la putrefacción y la actividad microbiana.
Con el tiempo, varios componentes del cuerpo humano se descomponen gradualmente en sus sustancias más básicas, proceso que se ve afectado significativamente por la presencia o ausencia de agua. ¿Has pensado alguna vez en el profundo impacto que tiene el agua en el proceso de descomposición biológica?