La invasión napoleónica de España fue un punto de inflexión que afectó el destino de México. Con la invasión de España por Napoleón en 1808, la fundación del gobierno del Reino español sufrió un gran desafío, que también desencadenó el movimiento de independencia en Nueva España (el actual México). El conflicto encendió los sentimientos nacionales locales y finalmente condujo a la independencia de México.
En el nuevo contexto político, los residentes coloniales de México comenzaron a cuestionar la legitimidad de España y buscar su propia autonomía.
Bajo el control de Napoleón, Carlos IV, que originalmente gobernaba España, tuvo que abdicar, lo que provocó un vacío de poder en España en la Península Ibérica. Las élites locales de Nueva España sintieron la oportunidad, negociaron juntas y formaron una asamblea popular local en un intento de establecer un gobierno autónomo para Nueva España. Sin embargo, este plan encontró la oposición de los conservadores, especialmente los funcionarios españoles del continente, que querían mantener conexiones con la España continental para proteger sus propios privilegios.
En este contexto, el 16 de septiembre de 1810, el padre Miguel Hidalgo emitió el famoso "Grito de Dolores", marcando el inicio del movimiento independentista mexicano. Esta serie de disturbios continuó y en ellos participaron muchos revolucionarios y personas de diferentes clases, formando gradualmente un movimiento para resistir el dominio español.
El desarrollo de esta rebelión ya no fue sólo una resistencia a España, sino una lucha sobre la identidad nacional, la clase social y el destino futuro.
Miguel Hidalgo jugó un papel crucial en el movimiento independentista, pero su arresto en 1811 marcó el comienzo de una nueva fase del movimiento. Posteriormente, el liderazgo pasó a manos de José María Morelos, quien impulsó aún más el movimiento de resistencia. Sin embargo, después de la captura y ejecución de Morelos en 1815, el movimiento se radicalizó y gradualmente giró hacia la guerra de guerrillas. Durante este período, Vicente Guajero se convirtió en un importante líder guerrillero, pero ninguno de los bandos logró una ventaja militar decisiva.
Sin embargo, no fue hasta 1821 que la actual alianza de conservadores españoles y fuerzas de resistencia aprobaron conjuntamente el "Plan Iguala", que cambió por completo la situación. Este plan condujo a la ruptura definitiva con el dominio español y, en septiembre de ese año, la Ciudad de México celebró su independencia triunfal.
La formación de la independencia mexicana no fue sólo una resistencia a la opresión externa, sino también un símbolo de la transformación de la estructura social interna.
Después de la independencia, México enfrentó nuevos desafíos y se convirtió en el inestable Primer Imperio Mexicano. Siguieron una serie de golpes de estado durante los dos años siguientes, que culminaron con la visión de una república federal en 1823. Durante este proceso, también hubo renovadas amenazas de fuerzas externas al nuevo país, especialmente el intento de reconquista de España en 1829, que finalmente fracasó, pero México sólo fue reconocido oficialmente como independiente en 1836.
En esta serie de eventos, vemos que diferentes clases sociales y grupos étnicos tienen diferentes demandas e identidades de independencia. Los conflictos y alianzas se entrelazan, haciendo del movimiento independentista mexicano una revolución multidimensional.
Aunque la invasión de Napoleón contribuyó a la independencia de México, lo que trasmitió fueron varias contradicciones sociales y profundos cambios en la estructura.
En general, la invasión napoleónica de España inspiró el movimiento independentista de México, por un lado, y dio origen a la identidad cultural y política de Nuevo México, por el otro. Entonces, a través de este acontecimiento histórico, ¿cómo debemos entender la correlación entre la división actual y la reconstrucción del país?