La artritis reactiva, anteriormente conocida como síndrome de Reiter, es un tipo de artritis inflamatoria que se desencadena por una infección en otra parte del cuerpo. La enfermedad se desencadena cuando hay contacto con bacterias y se produce la infección. A menudo, cuando una persona desarrolla síntomas, la infección "incitadora" anterior ya se ha curado o ha entrado en remisión en los casos crónicos, por lo que determinar la causa inicial se vuelve difícil.
Signos y síntomasLos síntomas típicos de la artritis reactiva incluyen: artritis inflamatoria de las articulaciones grandes, inflamación del ojo en forma de conjuntivitis o uveítis y uretritis en hombres o cervicitis en mujeres.
Dado que los sistemas comunes incluyen los ojos, el sistema urinario y las manos y los pies, una regla mnemotécnica clínica para la artritis reactiva es "no puedo ver, no puedo orinar, no puedo trepar un árbol". La tríada típica de síntomas incluye:
Los síntomas suelen aparecer entre 1 y 3 semanas después de confirmada la infección, pero pueden retrasarse entre 4 y 35 días. La presentación clásica del síndrome suele comenzar con síntomas urinarios, como sensación de ardor al orinar o aumento de la frecuencia de micción. Pueden presentarse otros problemas genitourinarios, como prostatitis en hombres y cervicitis, salpingitis y/o vulvovaginitis en mujeres.
Causas de las enfermedadesLas personas pueden desarrollar monoartritis, que afecta articulaciones grandes como las rodillas y las articulaciones sacras, causando dolor e hinchazón. Algunos pacientes también pueden experimentar tendinitis de Aquiles, junto con fascitis plantar o del talón, e incluso son comunes las lesiones del pene.
La artritis reactiva está asociada con el gen HLA-B27 y a menudo es desencadenada por una infección previa. En los Estados Unidos, la infección desencadenante más común es una infección del tracto genital asociada con Chlamydia trachomatis. Otras bacterias que se sabe que causan la enfermedad en todo el mundo incluyen: Ureaplasma urealyticum, Salmonella spp., Shigella spp., Yersinia spp. y Campylobacter spp.
Comúnmente, una intoxicación alimentaria o una infección entérica pueden ser la causa de la enfermedad, especialmente Shigella, que es un patógeno común que causa artritis reactiva después de la diarrea.
El diagnóstico de la artritis reactiva se basa principalmente en los síntomas clínicos, especialmente la hinchazón, el enrojecimiento y el calor de las articulaciones. En algunos casos, su médico puede tomar una muestra de la uretra, el cuello uterino y la garganta para identificar el organismo causante. También se pueden analizar muestras de orina y heces, o se puede realizar una artrocentesis de la cavidad articular para obtener líquido para analizar.
Opciones de tratamientoOtras pruebas pueden incluir la prueba de proteína C reactiva y la prueba de velocidad de sedimentación globular, que son pruebas no específicas que pueden ayudar a confirmar el diagnóstico del síndrome. Además, un análisis de sangre para verificar el gen HLA-B27 puede ayudar con el diagnóstico; aproximadamente el 75% de las personas con artritis reactiva tienen este gen.
Los objetivos principales del tratamiento son identificar y eliminar la fuente subyacente de la infección, utilizando antibióticos adecuados cuando sea necesario. Si no hay signos de infección, el tratamiento se centra en aliviar cada problema. Para la uretritis inespecífica, su médico puede recetarle un tratamiento corto con antibióticos de tetraciclina.
Cuando se trata del manejo del dolor, el uso de AINE (medicamentos antiinflamatorios no esteroides) es bastante común. Para los pacientes con síntomas reactivos más graves que no responden a otros tratamientos, pueden necesitarse esteroides, sulfasalazina e inmunosupresores. Los esteroides tópicos están indicados en la aparición de iritis.
Pronóstico y epidemiologíaEl pronóstico de la artritis reactiva puede variar desde autolimitada hasta con recaídas frecuentes o crónica. La mayoría de los pacientes desarrollan síntomas graves en un plazo de unas pocas semanas a seis meses. Según estudios, entre el 15% y el 30% de los casos pueden evolucionar a artritis crónica o inflamación sacra.
Sin embargo, la mayoría de las personas con artritis reactiva pueden esperar vivir una vida normal y mantener un estilo de vida casi normal con solo ajustes modestos en los órganos afectados. Esta información nos hace pensar: ¿Tienes suficiente conocimiento y conciencia sobre tu propia salud?