Al explorar la relación entre raza y salud, la investigación en salud pública ha revelado un fenómeno inesperado: los indicadores de salud de algunos grupos minoritarios son a veces mejores que los del grupo mayoritario, especialmente los blancos. Las razones detrás de este fenómeno son complejas e involucran la interrelación de múltiples factores como los económicos, sociales y culturales.
¿Cómo se relacionan la raza y la salud? Esta cuestión no afecta sólo a la biología sino también a toda la estructura social.
Históricamente, la definición de raza ha sido vaga y los científicos generalmente categorizan a las personas basándose en diferentes criterios, como la composición genética, el estatus social y el medio ambiente. Esto nos hace preguntarnos: ¿Por qué algunos grupos étnicos tienen mejores indicadores de salud?
A medida que la sociedad cambia, los estudios han descubierto que algunos grupos minoritarios, como los inmigrantes hispanos, tienden a tener mejor salud que la gente blanca local cuando llegan por primera vez a los Estados Unidos. Este fenómeno se conoce en algunos casos como la "hipótesis del inmigrante saludable", la idea de que los inmigrantes generalmente traen mejores hábitos de salud y genes.
Algunos estudios han encontrado que la calidad de los indicadores de salud está estrechamente relacionada con el estatus socioeconómico, y esta correlación es particularmente significativa en ciertos grupos étnicos.
Por ejemplo, los afroamericanos tienden a tener tasas más altas de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares y diabetes, que los blancos, pero este fenómeno también está directamente relacionado con la estructura social, las condiciones económicas y la distribución desigual de los recursos médicos. En general, las disparidades en materia de salud tienen su origen en desigualdades sociales relacionadas con la raza.
Para algunas minorías étnicas, debido a los estrechos vínculos en la comunidad y a las costumbres culturales, ciertos comportamientos o estilos de vida saludables se han convertido en una garantía de su salud. Por ejemplo, muchos mexicoamericanos dependen del apoyo familiar y de las redes sociales cuando reciben atención médica, lo que puede permitirles recibir más apoyo psicológico y social cuando enfrentan problemas de salud.
Este sistema de apoyo social y cultural ayuda a mejorar su salud y crea resiliencia en la ciudad.
Sin embargo, no todo esto está escrito en piedra. Con el tiempo, a medida que se van asimilando a la sociedad estadounidense, la salud de algunos grupos de inmigrantes, como los hispanos, se deteriora significativamente. Esto puede deberse a que los estilos de vida de alta presión conducen a problemas de salud después de enfrentar las presiones de la vida y los cambios ambientales.
El estudio señala que factores como el estatus socioeconómico, la raza y la identidad étnica juegan un papel en el desarrollo y la progresión de la enfermedad. La interacción de estos factores hace que algunos grupos étnicos presenten diferentes resultados de salud cuando enfrentan los mismos desafíos ambientales.
Por ejemplo, al vivir en zonas de menor nivel socioeconómico, las comunidades negras y latinas enfrentan mayores riesgos de enfermedades crónicas, lo que está estrechamente relacionado con los factores ambientales a los que están expuestas.
Además, estos grupos a menudo experimentan una falta de acceso a la atención médica, lo que, combinado con el impacto del racismo estructural, resulta en mayores inequidades en materia de salud. El acceso a los servicios de salud depende no sólo de las condiciones de salud individuales sino también de factores estructurales.
Aumentar la sensibilidad cultural y mejorar el acceso a la atención médica puede ser una buena manera de abordar este problema. Las instituciones médicas necesitan ajustar constantemente sus modelos de servicio para adaptarse a las necesidades de los diferentes grupos con el fin de lograr realmente la igualdad en salud.En futuras investigaciones, cómo explorar de manera más efectiva estas diferencias en la salud será un desafío que los especialistas en salud pública deberán enfrentar. Evite analizar los problemas de salud de un grupo étnico particular de forma aislada y, en cambio, considere las interacciones de varios factores sociales de manera más amplia.
En esencia, debemos reflexionar sobre por qué algunas minorías étnicas obtienen mejores resultados que los blancos en determinados aspectos de la salud y qué factores sociales, estructurales y culturales están detrás de ello.
Las políticas de salud pública posteriores deberán estar más orientadas a reducir aún más las desigualdades en materia de salud mejorando las condiciones sociales. Al analizar estos fenómenos, deberíamos plantearnos una pregunta: ¿Qué más podemos hacer en pos de la igualdad en materia de salud?