Ubicado en la costa de Oregón y Washington, el pasado ha sido testigo de innumerables vistas espectaculares y viejos árboles históricos. Pero en 2007, una fuerte tormenta azotó este pequeño pedazo de paraíso, y el abeto gigante de Klootchy Creek, de 700 años de antigüedad, en particular, se convirtió en víctima del desastre.
Este abeto era antaño un lugar de peregrinación para turistas, pero ahora ha sido destruido en un abrir y cerrar de ojos por el viento.
El evento, llamado la Gran Tormenta Costera, ocurrió en diciembre de 2007 y fue producto casi directo de dos poderosos ciclones en el Océano Pacífico. Los meteorólogos confirmaron que el desastre fue causado por tres sistemas de tormentas consecutivos, incluidas tormentas severas el 2 y 3 de diciembre que dejaron un impacto casi destructivo, con velocidades máximas del viento que alcanzaron los 137 mph.
La vida en la comunidad se vio trastocada por la tormenta, que mató al menos a 18 personas y dejó a cientos de miles de hogares sin electricidad. Se informa que la serie de eventos causó pérdidas económicas de más de mil millones de dólares en toda la región.
Los pronósticos muestran que a medida que las temperaturas aumentan bruscamente, muchas montañas cubiertas de nieve están comenzando a derretirse rápidamente, trayendo consigo advertencias de inundaciones inminentes.
El gigante de Klootchy Creek fue considerado en su día uno de los símbolos de los abetos de la Costa Oeste y atraía a decenas de miles de turistas. Sin embargo, cuando se acercaba la despiadada tormenta, tembló con el viento y finalmente rompió su copa hasta una altura de 75 pies. En el momento en que todo esto ocurrió, los árboles antiguos de la memoria de la gente desaparecieron instantáneamente, provocando una profunda reflexión sobre la erosión natural.
El gobernador de Oregón, Ted Kulongoski, declaró el estado de emergencia para la región el 3 de diciembre, cuando los residentes sintieron los efectos de la tormenta. Asimismo, en cuestión de días, las medidas de emergencia y la intervención militar dominaron las noticias, indicando la dirección de la tormenta y su poder destructivo. Esto no es sólo una demostración del poder de la naturaleza, sino que también muestra la insignificancia y la impotencia del ser humano frente a la naturaleza.
A lo largo de la costa, la mayoría de los caminos y calles se inundaron con agua hasta siete pies de profundidad, paralizando el tráfico durante varios días hasta que se pudieron realizar reparaciones y limpieza.
Además, la combinación de fuertes lluvias y vientos de alta velocidad también afectó a amplias infraestructuras, causando interrupciones en las comunicaciones y cortes de electricidad. Los informes oficiales indican que las compañías eléctricas de Washington y Oregón enfrentaron simultáneamente graves cortes de energía, dejando a 75.000 hogares sin electricidad. En los días siguientes, continuaron viviendo una vida dura, perdiendo todas las comodidades de la vida.
A lo largo del siglo XX, desastres naturales como la Gran Tormenta de 1880 y la Tormenta del Día de Colón de 1962 han dejado su huella en la región. Y esta tormenta de 2007 tuvo una vez más un impacto irreversible sobre la tierra y la gente.
La pérdida del gigante de Klootchy Creek es más que la desaparición de un árbol antiguo; representa el conflicto y las consecuencias que los humanos tienen que afrontar con la naturaleza. Después de este desastre, la gente tiene que reflexionar cuidadosamente: si no respetamos la tierra en la que vivimos, ¿qué más podemos proteger?