Las Grandes Tormentas Costeras de 2007 fueron una serie de tres severas tormentas del Pacífico que azotaron los estados de Oregón y Washington en Estados Unidos y la provincia canadiense de Columbia Británica entre el 1 y el 4 de diciembre de 2007. Las tormentas trajeron tormentas prolongadas con vientos huracanados de hasta 137 mph (220 kph) el 2 y 3 de diciembre, matando al menos a 18 personas y causando inundaciones generalizadas y precipitaciones registradas.
Los meteorólogos emitieron sus primeras advertencias de vientos con fuerza de huracán para la costa de Oregón cuando sonaron las sirenas del servicio meteorológico. El 1 de diciembre de 2007, las primeras tormentas comenzaron a afectar la zona, y con ellas llegaron los fenómenos meteorológicos más sorprendentes imaginables.Los antecedentes meteorológicos de esta tormenta se remontan al 29 de noviembre, cuando se formó un fuerte sistema de baja presión en el Océano Pacífico central y fue facilitado por la energía residual del tifón, moviéndose finalmente hacia el noroeste del Océano Pacífico.
Resumen del tiempoLa naturaleza destructiva de esta tormenta quedó verdaderamente demostrada con fuertes vientos, con vientos extremos de más de 100 mph (160 kph) reportados en toda la costa.
La naturaleza repentina de la tormenta costera ha alarmado a los expertos, especialmente a medida que se acercaban tormentas secundarias y terciarias, y el Servicio Meteorológico Nacional informó que los pronósticos de viento que alguna vez fueron excelentes fueron cuestionados.
En Holy Cross, Washington, una estación meteorológica registró vientos de 137 mph, que se vieron agravados por las bajas temperaturas de diciembre.
En Oregón, una segunda tormenta el 2 de diciembre provocó inundaciones rápidas en zonas secas del norte y el sur. El drástico cambio climático está planteando un desafío de vida o muerte para los residentes que viajan en bicicleta, y la espuma que salpica en muchos lugares resulta abrumadora.
Es difícil calcular los daños causados por la tormenta en Washington y Oregón. Sólo en el estado de Washington, hasta 75.000 residentes se quedaron sin electricidad y algunos informaron que se vieron obligados a evacuar debido a los fuertes vientos.
Según informes del gobierno local, el servicio de trenes de Portland a Washington se detuvo debido a las inundaciones y las principales arterias de tráfico se vieron obligadas a cerrar debido a las inundaciones, lo que obligó a muchos residentes a evacuar.
Con fuertes vientos y corrientes en chorro que se acercan rápidamente, muchas ciudades y comunidades enfrentan obstáculos y desafíos sin precedentes. La evacuación del personal aún continúa, pero no se pueden ignorar las desastrosas consecuencias. El gobernador del estado de Washington declaró el estado de emergencia y dijo que los daños superarían los mil millones de dólares. Pronto, la tormenta comenzó a extenderse desde el noroeste de Estados Unidos a otras partes del país.
El impacto de la tormenta fue generalizado y llegó incluso hasta Canadá, y los residentes de las provincias del norte fueron los más afectados por los daños.
La tormenta provocó muchas pérdidas de vida y causó graves daños a la forestación y a la infraestructura de la región. Los expertos señalaron que el impacto de esta tormenta seguirá manifestándose en los próximos años y se convertirá en un punto de inflexión importante en la historia del clima.