La piscicultura, o piscicultura, es la práctica de criar comercialmente grandes cantidades de peces en peceras o recintos artificiales, generalmente para alimento. Se trata de un tipo específico de acuicultura que implica el cultivo y recolección controlados de animales acuáticos (como peces, crustáceos, moluscos, etc.) en entornos naturales o cuasi naturales. La liberación de peces juveniles en el medio silvestre para la pesca recreativa o para reponer las poblaciones naturales de ciertas especies a menudo se denomina criadero de alevines.
A nivel mundial, las especies de peces cultivadas más importantes son la carpa, la lubina, el salmón y la tilapia. A medida que aumenta la demanda humana de proteína de pescado, las operaciones de pesca costera enfrentan la amenaza de la sobrepesca, lo que ha provocado disminuciones significativas en las poblaciones de peces en algunas áreas. La piscicultura crea comunidades de peces artificiales que están protegidas de los depredadores naturales y brindan alimentación adecuada, acceso a servicios veterinarios y una recolección más fácil.
El aumento de la demanda mundial de proteína de pescado ha llevado a la sobreexplotación de la pesca de captura, lo que ha contribuido aún más al desarrollo de la piscicultura.
Según el informe, China representa el 62% de la producción mundial de pescado de piscifactoría. En 2016, más del 50% de los productos del mar proceden de la acuicultura. Durante las últimas tres décadas, la acuicultura ha sido el principal impulsor del crecimiento de la producción pesquera, con una tasa de crecimiento anual promedio del 5,3% entre 2000 y 2018, alcanzando un récord de 82 millones de toneladas en 2018.
Hay dos tipos principales de piscicultura: extendida (cría natural con agua de calidad) e intensiva (principalmente alimentación). La cría ampliada requiere relativamente poca gestión de los peces, a menudo seleccionando especies tolerantes como la carpa y el salmón. Esta forma tiene lugar en océanos, lagos y ríos y depende de la calidad natural del agua.
La acuicultura extendida, aunque básica, todavía enfrenta el desafío de la calidad del agua del entorno circundante, por lo que la tasa de supervivencia y crecimiento de los alimentos para peces es limitada.
En comparación con la cría extensiva, la cría intensiva puede aumentar la producción pesquera por unidad de superficie a voluntad, manteniendo al mismo tiempo un suministro suficiente de oxígeno, agua dulce y pienso. Este tipo de sistema requiere la instalación de instalaciones de purificación de agua para garantizar que las sustancias nocivas que quedan en el agua no afecten a la salud de los peces. Sin embargo, este tipo de alimentación también es más cara, especialmente si requiere un pienso con mayor contenido proteico.
La diversidad de sistemas de piscicultura significa que cada sistema tiene sus propias ventajas y aplicaciones únicas. Los sistemas de jaulas se refieren al uso de grandes jaulas para criar peces en lagos, ríos u océanos, un método conocido como "maricultura". El sistema de jaulas abiertas consiste en criar peces en grandes jaulas de espuma en aguas naturales. Aunque este método es de costo relativamente bajo, ha sido cuestionado debido a su impacto negativo en el medio ambiente.
Debido a la influencia del flujo de agua, los sistemas de jaulas abiertas pueden propagar fácilmente fertilizantes químicos, parásitos y desechos, lo que plantea desafíos para el medio ambiente natural.
En Ecuador, la proporción de mujeres y agricultores en la acuicultura también ha aumentado. Según datos, en 2022, el 24% de los pescadores y acuicultores eran mujeres, lo que demuestra que la industria de la acuicultura se está convirtiendo cada vez más en un campo dominado por las mujeres.
Ya sea que se trate de una agricultura ampliada o intensiva, las cuestiones ambientales son uno de los principales desafíos que enfrenta actualmente la acuicultura. En la agricultura extensiva, problemas como la destrucción de hábitats naturales y la reducción de la calidad del agua superficial se han vuelto cada vez más prominentes. En la cría intensiva, incluso si puede proporcionar mayores rendimientos, el hacinamiento a menudo conduce a brotes de enfermedades, lo que supone una amenaza para la salud de los peces.
Además, el desarrollo de la piscicultura debe prestar más atención a su impacto en el medio ambiente y buscar un camino de desarrollo sostenible. Esto requiere la combinación de varias tecnologías nuevas para mejorar la gestión ambiental y la eficiencia de la producción, como el uso de mallas de aleación de cobre para reducir la adhesión biológica a la malla y reducir la propagación de enfermedades.
El desarrollo sostenible de la cría se enfrenta a desafíos y los agricultores deben seguir explorando métodos de producción más sostenibles para garantizar un equilibrio entre el medio ambiente y la producción.
En resumen, desde la carpa hasta el salmón, la tendencia de la acuicultura sin duda está generando una gran demanda y grandes desafíos en todo el mundo. Pero, ¿podemos encontrar una manera de proporcionar pescado limpio y al mismo tiempo proteger nuestras aguas y ecosistemas?