A medida que la demanda mundial de proteína de pescado continúa aumentando, la piscicultura, la cría comercial de peces, se está convirtiendo cada vez más en una forma importante de satisfacer esta demanda. Según el informe, desde 2016, más del 50% de los productos del mar proceden de la acuicultura. Este cambio no sólo afecta a nuestros hábitos alimentarios, sino que también nos hace reevaluar la sostenibilidad y el impacto ambiental de los recursos acuáticos.
La piscicultura permite el establecimiento de poblaciones de peces artificiales y proporciona alimentación adecuada, protección y fácil acceso a la pesca, reduciendo así la presión sobre los peces silvestres.
La piscicultura es una forma específica de acuicultura, un proceso que generalmente implica la cría de peces en estanques o tanques. Este método de cultivo está en auge, especialmente en China, país que actualmente representa el 62% de la producción mundial de peces de cultivo. Las especies de peces cultivadas populares en todo el mundo incluyen la carpa, el bagre, el salmón, la palometa africana, etc.
Sin embargo, el crecimiento de la piscicultura no está exento de desafíos. En particular, en el caso de los peces carnívoros, como el salmón, este cultivo puede en realidad conducir a un aumento en la demanda de pescado silvestre, ya que los peces de piscifactoría generalmente necesitan ser alimentados con harina y aceite de pescado, materiales que a menudo se derivan de peces silvestres. El aumento de la demanda está poniendo en riesgo de agotamiento las poblaciones de peces silvestres en muchas zonas.
Durante las últimas tres décadas, la acuicultura ha sido el principal motor del crecimiento de la pesca y la producción acuícola, con una tasa de crecimiento anual promedio del 5,3%.
Con la popularidad de la piscicultura, los tipos de acuicultura se han diversificado cada vez más, incluyendo una amplia gama de métodos de cultivo, como la acuicultura intensiva y la acuicultura extendida. La acuicultura intensiva ayuda a aumentar la producción pesquera por unidad de superficie, mientras que la acuicultura extendida depende del entorno natural para sustentar el crecimiento de los peces. La elección de estos métodos suele basarse en condiciones como la calidad del agua y la sostenibilidad del sitio.
Sin embargo, no se puede ignorar el impacto de la piscicultura en el medio ambiente. Especialmente en la acuicultura ampliada, el desarrollo de estanques artificiales puede conducir a la destrucción de muchos hábitats naturales, mientras que los desechos orgánicos generados por las granjas también pueden dañar la salud de los ecosistemas. Los estudios muestran que algunas granjas incluso producen tantos residuos orgánicos como las ciudades pequeñas cada año.
El progreso tecnológico en la piscicultura también ha impulsado el uso de nuevos materiales, como la malla de aleación de cobre, que puede prevenir eficazmente el crecimiento de microorganismos y mejorar el entorno de reproducción.
En muchas piscifactorías y sistemas de cultivo, la capacidad de gestionar la calidad del agua es clave para el éxito. Por ejemplo, los sistemas de cultivo intensivo requieren un control cuidadoso de la calidad del agua para reducir el riesgo de que los peces se infecten con patógenos. Por lo tanto, las explotaciones agrícolas altamente especializadas imponen grandes exigencias a los conocimientos y capacidades de los agricultores.
Este aumento de la demanda también ha promovido la inversión tecnológica en la piscicultura, especialmente los avances en aplicaciones tecnológicas (como los sistemas de circulación de agua), haciendo más factible el desarrollo sostenible del proceso de cultivo. Algunos sistemas nuevos no sólo pueden mejorar la eficiencia de la reproducción, sino también lograr un equilibrio entre la producción de alimentos y la protección del medio ambiente, formando un círculo virtuoso.
En este contexto, no podemos ignorar el papel de las mujeres en la industria de la cría. En 2022, el 24% de los pescadores y piscicultores y el 62% de los trabajadores del sector poscosecha serán mujeres, y su contribución en este sector es cada vez más importante.
Si bien la piscicultura suministra productos del mar en todo el mundo, también tiene un profundo impacto en nuestros hábitos alimentarios. En lugar de depender únicamente de la pesca, la gente está experimentando con el cultivo de la variedad de pescado que se ofrece, lo que ha permitido que el pescado entre en un menú más amplio. Sin embargo, ¿cómo deberíamos evaluar los desafíos ambientales y dietéticos que plantean estos cambios?