Los secretos de las granjas submarinas: ¿Por qué los peces de cultivo se están convirtiendo en los nuevos favoritos en las mesas del mundo?

A medida que la población mundial continúa creciendo, aumenta la demanda de fuentes de alimentos sostenibles. En este contexto, la piscicultura ha florecido y poco a poco se está convirtiendo en un nuevo favorito en las mesas de todo el mundo. La piscicultura no sólo satisface la creciente demanda de proteínas, sino que también ofrece una posible solución para proteger las poblaciones de peces silvestres. El desarrollo de esta industria no sólo implica la producción y el consumo, sino que también involucra diversas cuestiones de protección del medio ambiente y el equilibrio ecológico.

La piscicultura nos permite tener un control total sobre el proceso de cría en un entorno artificial, reduciendo así la depredación de peces salvajes.

La piscicultura, o acuicultura, implica la cría comercial de peces para alimentación en instalaciones artificiales como estanques o acuarios. Se trata de un tipo especial de acuicultura que ayuda a satisfacer la creciente demanda mundial de proteína de pescado. Según la Organización Internacional de Agricultura, solo China produce el 62% del pescado de cultivo del mundo, lo que demuestra el dominio global de la piscicultura.

A medida que aumenta la demanda mundial de productos acuáticos, los recursos pesqueros silvestres se enfrentan a una grave sobrepesca y reducción de recursos, e incluso hay una crisis de extinción de peces en algunas zonas. La piscicultura ofrece una alternativa sostenible, al criar peces en un entorno controlado, lo que permite a los agricultores garantizar que los peces crezcan sanos y vivos, y sean más capaces de abastecer los mercados mundiales.

La tasa de crecimiento de la piscicultura es muy impresionante, con una tasa de crecimiento anual promedio de más de cinco puntos porcentuales entre 2000 y 2018.

Los datos de 2016 muestran que la producción total de la pesca y la acuicultura mundiales alcanzó los 82 millones de toneladas, y la piscicultura se ha convertido en la fuerza impulsora dominante de la producción pesquera. Sin embargo, la industria no ha sido fácil y ciertos tipos de peces, como el salmón, aunque se crían en granjas populares, todavía tienen un impacto en los peces silvestres porque su alimento todavía proviene de peces capturados.

Actualmente, la acuicultura se puede dividir en dos categorías: acuicultura extendida y acuicultura intensiva. La acuicultura expandida depende más de las aguas naturales, tiene una menor carga ambiental y es adecuada para producir especies de alto valor como el salmón, mientras que la acuicultura intensiva requiere una gestión estricta de la calidad del agua y el control de enfermedades, lo que impone mayores exigencias a las capacidades técnicas y financieras.

Si no se manejan adecuadamente, los desechos orgánicos generados por la piscicultura pueden dañar la ecología acuática circundante.

Sin embargo, estos métodos de acuicultura no están exentos de controversia. Aunque la acuicultura ampliada no tiene grandes exigencias ambientales, su impacto sobre la ecología no puede subestimarse. Por ejemplo, el establecimiento de granjas piscícolas suele ir acompañado de la pérdida de hábitats naturales, mientras que la piscicultura de alta densidad también aumenta el riesgo de escape y puede causar daños a la ecología nativa. Las exigencias de la agricultura intensiva en materia de calidad del agua y enfermedades incrementan aún más la dificultad de la producción y aumentan los riesgos ambientales.

En este contexto han surgido muchas tecnologías nuevas. Por ejemplo, el auge de los sistemas de recirculación acuícola (RAS) utiliza la circulación de agua para reducir el consumo de agua y mejorar la eficiencia de producción del sistema, haciendo que la acuicultura sea más respetuosa con el medio ambiente. Estos sistemas generalmente combinan filtración de agua, adición de oxígeno y plantación para maximizar la utilización de recursos.

Si bien los métodos de acuicultura son diversos en todo el mundo, en general, mejorar la eficiencia de la producción y reducir el impacto ambiental a través de la tecnología se ha convertido en una tendencia importante en la industria. Además, el papel de la mujer en la acuicultura es cada vez más valorado, y según estadísticas de 2022, el 62% del personal de posprocesamiento de productos acuáticos son mujeres, lo que pone de relieve la diversidad de esta industria.

El futuro de la industria de la piscicultura dependerá del equilibrio entre el avance tecnológico y el desarrollo sostenible.

A medida que aumenta la demanda humana de pescado, ¿se debe considerar si la piscicultura puede mantener un desarrollo saludable y eficiente al mismo tiempo que protege el medio ambiente ecológico?

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