Las ciencias políticas como disciplina alguna vez estuvieron profundamente arraigadas en la filosofía y la historia. Con el tiempo, el campo ha evolucionado para incorporar métodos y técnicas científicas para desentrañar fenómenos políticos complejos. Este proceso de cambio incluye no sólo los esfuerzos del mundo académico, sino que también refleja la reflexión y la respuesta a las necesidades del mundo real.
El auge de la ciencia política se remonta a mediados del siglo XIX. En ese momento, los politólogos comenzaron a cuestionar el marco de pensamiento de la filosofía política tradicional y a buscar métodos de investigación más sistemáticos y empíricos. El hito de este cambio fue el establecimiento de instituciones académicas, especialmente en los Estados Unidos. Con la fundación de Political Science Quarterly, la ciencia política ganó gradualmente un estatus académico independiente.
“La ciencia política es la ciencia del Estado, incluyendo la organización y funciones del Estado, así como las relaciones entre los Estados.”
Este período de la historia marca que la ciencia política ya no se trata sólo de pensamiento abstracto sobre ideas políticas, sino que comienza a prestar atención a comportamientos políticos específicos y sus consecuencias. Reformadores académicos como Robert Dahl y Philip Convist lideraron la revolución conductista, que enfatizó el estudio sistemático del comportamiento individual y grupal.
En las décadas de 1950 y 1960, el conductismo transformó la comprensión que la gente tenía de la ciencia política al enfatizar la investigación científica sistemática y rigurosa. Los pioneros de la política conductual se basaron en teorías de la psicología y la sociología, se centraron en las elecciones, la opinión pública y el comportamiento social, y buscaron establecer una teoría política verificable.
La política conductista se caracteriza por el estudio del comportamiento político más que por la interpretación de instituciones o textos legales.
Con los cambios en las tendencias académicas, surgió un nuevo institucionalismo en la década de 1970. Se centra en las funciones de las instituciones políticas y su impacto en los comportamientos individuales, intentando comprender los fenómenos políticos desde una perspectiva más compleja. Durante este período, académicos como William R. Reich y otros utilizaron modelos formales de la teoría de juegos para explorar la interacción entre las instituciones políticas y el comportamiento.
En el siglo XXI, la ciencia política enfrenta nuevos desafíos y oportunidades. En 2000, surgió un movimiento llamado "Movimiento Perestroika", cuyo objetivo era oponerse a la matematización de la ciencia política y exigir metodologías diversas e investigaciones más acordes con las necesidades sociales. Este movimiento enfatiza la necesidad de que los politólogos fortalezcan los vínculos con la comunidad práctica y promuevan aún más el desarrollo de la disciplina.
Sus defensores sostienen que la ciencia política debería ser más práctica y reflejar los desafíos políticos del mundo real.
Además, teorías emergentes como la psicología evolutiva también tienen impacto en la ciencia política, intentando explicar los mecanismos psicológicos del ser humano a la hora de afrontar cuestiones políticas. Sin embargo, estos mecanismos se originan en la política de grupos pequeños y no pueden aplicarse directamente a las estructuras políticas contemporáneas a gran escala, lo que genera algunos sesgos cognitivos sistemáticos.
La ciencia política moderna se enorgullece de su pluralismo metodológico. Desde el análisis histórico hasta la investigación empírica, los politólogos utilizan una variedad de herramientas para interpretar y analizar los fenómenos políticos. Estos métodos se extraen de disciplinas como la psicología y la sociología y continúan evolucionando para abordar problemas y desafíos emergentes.
La ciencia política es el estudio del comportamiento humano, lo que hace que sus observaciones y experimentos a menudo sean difíciles de repetir.
Además de los tradicionales estudios de casos y encuestas, los politólogos modernos utilizan métodos y modelos experimentales para explorar cuestiones en una variedad de sistemas y situaciones políticas. Esta diversidad metodológica permite a la ciencia política capturar la complejidad de la dinámica social y construir una comprensión profunda del mundo real.
En la actualidad, los cursos de ciencias políticas en las universidades estadounidenses generalmente se imparten en facultades de artes liberales, lo que enfatiza aún más sus características disciplinarias como ciencia social. Muchos colegios y universidades ofrecen títulos en ciencias políticas y cubren subcampos como políticas públicas y relaciones internacionales.
La ciencia política en diferentes países tiene su propio contexto de desarrollo único. Muchos colegios y universidades no estadounidenses consideran la disciplina política como una investigación política más amplia, lo que muestra la tendencia a la integración disciplinaria en el contexto de la globalización. El estudio de las ciencias políticas no se limita a la investigación académica. Muchos politólogos también participan activamente en el gobierno, organizaciones no gubernamentales y el mundo empresarial como consultores o investigadores.
La evolución de la ciencia política destaca la vitalidad y adaptabilidad de la disciplina. Con los cambios de los tiempos, la ciencia política ha logrado romper con el marco filosófico tradicional y formar una disciplina independiente basada en la ciencia. Sin embargo, frente al entorno político actual que cambia rápidamente, este campo aún necesita continuar reflexionando y ajustando sus direcciones y métodos de investigación. Entonces, en la futura investigación en ciencias políticas, ¿qué tipo de metodología puede satisfacer mejor las necesidades de la sociedad actual?