El 28 de abril de 1988, el vuelo 243 de Aloha Airlines se vio involucrado en un emocionante accidente camino a Honolulu. Este Boeing 737-297, debido a problemas relacionados con el mal mantenimiento y la fatiga de los metales, provocó una violenta descompresión explosiva en la cabina. No sólo toda la escolta sufrió daños sin precedentes, sino que también puso en peligro la vida de los pilotos y pasajeros. Sin embargo, sorprendentemente, el vuelo aterrizó sin problemas y las razones detrás de este incidente hicieron de este accidente un importante punto de inflexión en la historia de la seguridad aérea.
El final de un vuelo es el comienzo de la mejora de la seguridad aérea.
La aeronave implicada en el accidente fue un modelo Boeing 737-297 fabricado en 1969 con matrícula N73711. Antes del accidente, este vuelo acumulaba 35.496 horas de vuelo y 89.680 despegues y aterrizajes, y su frecuencia de uso superaba el doble de su capacidad de diseño. En este momento, Aloha Air opera dos de los aviones 737 con ciclo de vuelo más alto del mundo.
El capitán Robert Schoensteinheimer (F), que estaba al mando del vuelo en ese momento, había acumulado 8.500 horas de experiencia de vuelo en la industria de la aviación, y la primera oficial Madeline "Mimi" Tompkins también tenía 3.500 horas de experiencia de vuelo en el 737.
El vuelo 243 despegó del Aeropuerto Internacional de Hilo a las 13:25 de ese día con cinco miembros de la tripulación y 90 pasajeros a bordo. Poco después, la aeronave encontró repentinamente una rotura en parte del fuselaje izquierdo en el espacio aéreo a 23 millas náuticas de distancia, acompañada de un violento "silbido". Los pasajeros y miembros de la tripulación experimentaron fuertes cambios de presión del aire y vibraciones.
Este fue solo un vuelo de rutina, pero desafortunadamente pasó a formar parte de la historia.
Una sección de aproximadamente 5,5 metros (18 pies) del techo de la cabina fue arrancada y el capitán reaccionó casi instintivamente, rápidamente realizó un descenso de emergencia y declaró la emergencia. A pesar de los fallos de las máquinas y las crisis emergentes, guiaron con decisión el avión hasta el aeropuerto de Kahului y aterrizó de forma segura.
Además del único miembro de la tripulación que se sabe que murió, 65 pasajeros y miembros de la tripulación resultaron heridos en el accidente. El accidente provocó una preocupación generalizada en la comunidad de la aviación y condujo a una revisión y mejora exhaustivas de las políticas de seguridad aérea. Una investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EE. UU. encontró que la causa del accidente se debió a la fatiga del metal y al mal mantenimiento, y el incidente también provocó inspecciones y requisitos más estrictos para los aviones 737.
Después del accidente, la NTSB llevó a cabo una investigación en profundidad de los procedimientos de mantenimiento de Aloha Air y finalmente señaló deficiencias en la inspección y el mantenimiento. Para reducir la ocurrencia de incidentes similares, se propusieron e implementaron gradualmente nuevos estándares de inspección y planificación del tiempo aire. En 1995, se estableció un jardín conmemorativo en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de Honolulu para conmemorar al piloto y miembro de la tripulación perdido Zerabelle "C.B."
Los acontecimientos del vuelo 243 de Aloha Airlines se han utilizado y recreado en muchas producciones cinematográficas y televisivas, incluida la serie de televisión canadiense "Mayday" y la película de los años 90 "Miracle Landing". Estas historias no sólo presentan la tensión del incidente y la seguridad operativa de los vuelos, sino que también mejoran la importante conciencia del público sobre la seguridad de la aviación.
Cada accidente es una oportunidad para que los humanos aprendan en el cielo.
El incidente del vuelo 243 de Aloha Airlines es un caso importante que pone de relieve la seguridad del transporte aéreo. Esta no sólo es una exploración de pesadilla, sino que también es una promesa para el futuro de la seguridad de la aviación. Frente al desarrollo del transporte aéreo, ¿estamos preparados para afrontar posibles desafíos y accidentes?