A medida que el problema del cambio climático global se vuelve cada vez más grave, los gobiernos, los grupos ambientalistas y el público en general están cada vez más preocupados por la fuente y el uso de la energía. En los últimos años, la energía generada a partir de carbón, la forma más tradicional de energía, ha enfrentado severas críticas y presiones desde todos los lados. Los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) han comenzado a reevaluar el uso del carbón y han establecido el objetivo claro de eliminar gradualmente la energía generada a partir de carbón para 2030. El contexto y la necesidad de esta transformación merecen una exploración más profunda.
La energía generada a partir del carbón es una de las principales fuentes de emisiones globales de carbono, que afectan al medio ambiente atmosférico y a la salud humana. Es urgente cambiar la situación actual.
Según estimaciones, en la actualidad hay en el mundo unas 2.500 centrales eléctricas de carbón, que emiten cada año unos 1.200 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que representa aproximadamente una quinta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Debido a los problemas ambientales de la energía a carbón, muchos países de la OCDE han comenzado a planificar el cierre gradual de las centrales eléctricas de carbón y buscar fuentes de energía más sostenibles. Según los datos, China es el mayor productor mundial de energía a base de carbón, pero su producción de energía a base de carbón ha cambiado en los últimos años, con una tendencia de disminución gradual.
En 2020, con el desarrollo de la tecnología de energía renovable, la participación en el mercado mundial de la energía generada a carbón comenzó a verse cuestionada.
En el proceso de reducir su dependencia de la energía generada a partir de carbón, muchos países de la OCDE también han aumentado su inversión en energía renovable, especialmente el desarrollo de tecnologías como la energía eólica y solar. A medida que avanza la tecnología de almacenamiento de baterías, también ha aumentado la confiabilidad y disponibilidad de estas fuentes de energía. Además, los investigadores están buscando soluciones como la captura de dióxido de carbono para mitigar el impacto ambiental de la energía generada a carbón existente.
Tendencias internacionales y recomendaciones de políticasEl informe señala que, para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados, los países de la OCDE deben eliminar por completo la energía generada a carbón para 2030.
A nivel internacional, muchos países se han comprometido a centrarse en reducir el uso de energía a base de carbón. Por ejemplo, en la conferencia COP26 de 2021, los países participantes mantuvieron debates en profundidad sobre el futuro de la energía a carbón y se comprometieron a acelerar su eliminación gradual en los próximos años. Las previsiones de crecimiento y los informes de investigación de la OCDE señalan claramente que seguir dependiendo de la energía generada a partir del carbón supondrá un gran obstáculo para que el mundo alcance los objetivos del Acuerdo de París.
Oportunidades de transformación y perspectivas de futuroA medida que la energía renovable se vuelve más competitiva, la viabilidad económica de la energía generada a partir de carbón se ve cuestionada.
Para los países de la OCDE, eliminar la energía generada a carbón no es sólo una medida de protección del medio ambiente, sino también una parte importante de la transformación económica. El desarrollo y uso de nuevas energías traerá nuevos puntos de crecimiento económico al país y creará más oportunidades de empleo. En este proceso, los gobiernos nacionales deben formular políticas pertinentes para apoyar la transformación industrial y ayudar en la transformación de la fuerza laboral para que esta transición sea más fluida.
Con diversos desafíos y oportunidades coexistentes, ¿cómo afectará el futuro desarrollo energético a nuestras vidas?