La disfagia orofaríngea se refiere a una afección en la que los alimentos no pueden pasar con éxito al esófago debido a un mal funcionamiento de los órganos cerca del esófago. La manifestación de este síntoma varía según la patología y los síntomas específicos. Los pacientes pueden experimentar sensación de comida atascada en la garganta, tos y ahogo frecuentes, pérdida de peso, infecciones de pecho recurrentes e incluso regurgitación de alimentos hacia la cavidad nasal. La prevalencia de la disfagia varía ampliamente dependiendo de la edad y de factores ambientales; hay estudios que sugieren que oscila entre el 2% y el 16% en la población general.
Los síntomas de disfagia incluyen: fácil pérdida de control de los alimentos en la boca, incapacidad para controlar los alimentos o la saliva en la boca, dificultad para tragar, tos, atragantamiento, neumonía frecuente, pérdida de peso inexplicable, ronquera o sensación de humedad después de tragar. reflujo alimentario nasal y otros síntomas relacionados. Cuando se les pregunta dónde está la comida atascada, los pacientes a menudo señalan el cuello como el sitio de la obstrucción.
Si no se trata, la disfagia puede provocar complicaciones como neumonía por aspiración, desnutrición o deshidratación.
Los médicos generalmente sospechan disfagia cuando las personas responden sí a preguntas como: "¿Tose o se ahoga cuando come?" y "¿La comida vuelve a subir por la nariz después de tragar?". Es posible que le realicen una prueba de deglución de bario modificada (MBS), en la que se mezclan líquidos y alimentos de distintas viscosidades con sulfato de bario y se administran con una cuchara, una taza o una jeringa, seguido de una radiografía.
Diagnóstico diferencial y tratamientoAsí como un accidente cerebrovascular puede causar disfunción faríngea, dichos síntomas también pueden mejorar después de una fase aguda. La enfermedad de Parkinson también puede causar trastornos de la deglución y la afección suele estar estrechamente relacionada con el grado de disfagia. Una vez finalizado el tratamiento, el personal médico suele recomendar mejoras mediante aditivos de espesor, técnicas posturales, ejercicios de deglución, etc.
Para algunos pacientes, puede ser necesario cambiar su dieta para que les resulte más fácil masticar o tragar.
A medida que las personas comprendan mejor la disfagia, reconocer y considerar los posibles daños de esta afección ayudará a su identificación e intervención tempranas. Sin embargo, ante estos retos, debemos reflexionar: ¿Usted o sus familiares y amigos han notado alguna vez alguna anomalía al tragar?