En el cambiante entorno empresarial actual, los desafíos que enfrentan las empresas nunca han sido tan abrumadores. Para diferenciarse de la competencia, las empresas no solo necesitan un plan estratégico claro, sino también un conjunto de procesos internos estables. Es en este momento cuando la organización suele dar rienda suelta a su tesoro de sabiduría. Según la teoría organizacional, los hábitos organizacionales se definen como “patrones repetibles e identificables de acciones interdependientes realizadas por múltiples actores”. Estos hábitos no sólo mantienen la continuidad del comportamiento y el conocimiento organizacional, sino que también promueven la adaptación organizacional a los cambios ambientales y se convierten en la piedra angular de la innovación y el cambio económico.
"Los hábitos son patrones de comportamiento que se desarrollan con el tiempo y son fundamentales para el funcionamiento de una empresa".
El desarrollo de hábitos organizacionales está estrechamente relacionado con la Escuela Sene. Las investigaciones de Dewey señalan que los hábitos, vistos como formas de acción reflexiva, son un motor importante del comportamiento individual y colectivo. Con el tiempo, los hábitos organizacionales sirven como patrones de interacción que ayudan a coordinar las actividades organizacionales. En este contexto, Simon señaló que la racionalidad individual es limitada y las organizaciones necesitan establecer ciertas reglas y patrones de comportamiento para tomar decisiones efectivas en mercados que cambian rápidamente.
De las reglas de comportamiento a la innovación En su famoso libro, La teoría evolutiva del cambio económico, Nelson y Winter analizaron la base cognitiva detrás del comportamiento organizacional y consideraron los hábitos organizacionales como algo similar a los genes biológicos que pueden ser influenciados por el entorno, seleccionados y heredados. Estos hábitos proporcionan la base para un cambio evolutivo en las organizaciones, no sólo un simple proceso de selección."Los hábitos no pueden verse simplemente como repeticiones de comportamiento, sino más bien como una forma de memoria social que ayuda a las organizaciones a adaptarse continuamente a su entorno".
Con base en el análisis de la literatura, los hábitos organizacionales se describen como patrones de interacción repetidos que son predeciblemente persistentes y cuya naturaleza colectivizada hace que el comportamiento organizacional sea más estable. Estos hábitos no requieren decisiones de pensamiento voluntarias porque son un proceso autoactivado que libera recursos cognitivos para acciones más concretas. El proceso de habituación depende del contexto y la aplicación exitosa depende de las características del contexto.
ConclusiónEn resumen, los hábitos organizacionales, como un tesoro de sabiduría corporativa, proporcionan una base para la estabilidad y la innovación, tanto en las operaciones diarias como frente al cambio. Las empresas pueden mejorar su adaptabilidad y competitividad al operar y gestionar adecuadamente estos hábitos. Sin embargo, dentro de esta estabilidad, ¿pueden las empresas utilizar estos hábitos para lograr avances y crear nuevo valor?