Las ardillas voladoras (Pteromyini o Petauristini) son en realidad una tribu de 50 especies de ardillas de la familia Sciuridae. A pesar de su nombre, las ardillas voladoras no tienen la capacidad de volar completamente como los pájaros o los murciélagos, pero se deslizan entre los árboles utilizando membranas (patagio) que se extienden desde sus muñecas hasta sus tobillos. La cola larga ayuda a estabilizar sus movimientos durante el planeamiento.
"Las ardillas voladoras pueden controlar su trayectoria de vuelo en el aire, principalmente mediante el uso de sus extremidades y cola".
Las ardillas voladoras son fisiológicamente similares a otras ardillas, pero poseen algunas adaptaciones únicas, como huesos de las extremidades más largos y vértebras de manos, pies y cola más cortas. Con estas habilidades, las ardillas pueden controlar la dirección y la velocidad de su deslizamiento cambiando la posición de sus extremidades mientras se deslizan. Esos pequeños huesos cartilaginosos de la muñeca les dan elevación cuando vuelan, una estructura especial que no se encuentra en otros mamíferos planeadores.
Las ardillas voladoras pueden planear hasta distancias de 90 metros (300 pies), controlando sus movimientos aéreos cambiando la posición de sus extremidades. La colocación adecuada permite ajustar la tensión del patagio, como un paracaídas esponjoso, mejorando aún más sus capacidades de planeo. Esta técnica de planeo les permite ganar eficiencia energética entre los árboles y encontrar rápidamente alimento, lo que supone una estrategia muy ventajosa en la competencia por la supervivencia.
"El planeo es una forma energéticamente eficiente que tienen las ardillas de deslizarse de un árbol a otro mientras buscan comida".
Las últimas investigaciones de biología molecular sobre las ardillas voladoras muestran que se originaron hace unos 18 a 20 millones de años. Estos estudios también indican que las ardillas voladoras son un grupo monofilético y tienen una estrecha relación ancestral con las ardillas arbóreas. En comparación con otras ardillas de tamaño similar, las ardillas voladoras tienen mayor longitud en las vértebras lumbares y los antebrazos, pero los huesos de sus pies y manos son más cortos. Estas diferencias en las proporciones corporales muestran las adaptaciones evolutivas que han realizado las ardillas voladoras para planear.
Las ardillas voladoras suelen estar activas durante la noche. Se alimentan de frutas, semillas, insectos y savia de árboles, y su capacidad física superior se demuestra en su búsqueda de alimento. En cuanto a la reproducción, la primera mitad del año (febrero a marzo) es su época de cría, y la ardilla madre llevará consigo a sus cachorros recién nacidos hasta que sean capaces de vivir de forma independiente. La madre cuida mucho de sus cachorros durante las primeras semanas. Después de cinco semanas, los cachorros comienzan el entrenamiento de planeo y abandonan el nido después de diez semanas.
"Durante el planeo, las ardillas voladoras pueden moverse con rapidez y flexibilidad entre los árboles, lo que constituye una habilidad importante para evadir a los depredadores".
Curiosamente, en un estudio de 2019 se descubrió que las ardillas voladoras tienen un pelaje que brilla de color rosa cuando se expone a la luz ultravioleta. Todavía no está claro cuál es el propósito real de esta característica, pero el descubrimiento sugiere que las ardillas voladoras pueden tener una función especial en el ecosistema que aún no ha sido revelada.
ConclusiónYa sea comiendo, planeando o reproduciéndose, las ardillas voladoras muestran una adaptabilidad y flexibilidad notables. Gracias a su estructura fisiológica especializada, no sólo pueden planear con gracia entre los árboles, sino que también pueden evitar eficazmente a los depredadores y encontrar comida en cualquier momento y en cualquier lugar. Esta adaptación ecológica única nos hace preguntarnos: ¿cuántos trucos biológicos asombrosos hay en la naturaleza esperando que los exploremos y comprendamos?