Los tipos de accidente cerebrovascular se pueden dividir en cuatro categorías según los síntomas: infarto total de la circulación anterior (TACI), infarto parcial de la circulación anterior (PACI), infarto lacunar (LACI) e infarto de la circulación posterior (POCI). Los cuatro patrones predicen la extensión del accidente cerebrovascular, el área del cerebro afectada, la causa y el pronóstico.
Para los pacientes que puedan estar experimentando síntomas de un accidente cerebrovascular, se pueden realizar una variedad de pruebas para la detección inicial. De estas pruebas, la Escala de Accidente Cerebrovascular del Hospital de Cincinnati (CPSS) y la Prueba de Habla Cara-Brazo (FAST) son las herramientas más comunes, que detectan síntomas como caída facial, desvío de los brazos y cambios en la voz, respectivamente. En los últimos años, la intervención de la tecnología de IA también ha proporcionado nuevas posibilidades para el diagnóstico del ictus.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular isquémico generalmente están relacionados con la pérdida de la función del sistema nervioso. Los síntomas comunes incluyen debilidad unilateral, parálisis facial y dificultades para hablar. Estos síntomas a menudo ocurren sin previo aviso. Al mismo tiempo, muchos factores de riesgo son los mismos que los de la arteriosclerosis, como la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, que aumentan en cierta medida el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Es importante señalar que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular se duplica con cada década de edad.
FisiopatologíaEn algunos casos, factores de riesgo incontrolables, como la edad, los antecedentes familiares y la etnia, también pueden afectar la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, particularmente en personas mayores de 55 años.
La necrosis del tejido cerebral generalmente es causada por una interrupción prolongada del suministro de sangre, que puede ser causada por trombosis, embolia o hipoperfusión sistémica. Cuando el suministro de sangre disminuye significativamente, las neuronas del cerebro comienzan a entrar en un estado de privación de oxígeno, seguido de una serie de reacciones químicas que finalmente conducen a la muerte celular. Esto se llama cascada isquémica.
Para el diagnóstico del accidente cerebrovascular, los exámenes de tomografía computarizada o resonancia magnética son herramientas clave. Las tomografías computarizadas son relativamente baratas y están disponibles en la mayoría de los hospitales, mientras que las resonancias magnéticas son más precisas para mostrar daño cerebral. En términos de tratamiento, en la última década se han introducido paulatinamente planes de tratamiento similares a los del infarto de miocardio para el infarto cerebral. Si los pacientes pueden recibir un tratamiento específico dentro de las 3 horas siguientes al inicio de la enfermedad, sus posibilidades de recuperación son relativamente mayores.
Según el estudio, el uso oportuno de rtPA puede reducir la tasa de discapacidad de los pacientes con accidente cerebrovascular en un 30% tres meses después.
En la isquemia cerebral aguda, las técnicas de trombectomía o terapia trombolítica también están mejorando y mostrando resultados positivos. Además, los procesos de rehabilitación posteriores, como la fisioterapia y la logopedia, son cruciales para que los pacientes recuperen la función.
Estos avances médicos nos han proporcionado una comprensión más profunda del accidente cerebrovascular y el proceso de recuperación. Pero dada la increíble capacidad del cerebro para repararse a sí mismo, ¿pueden todos encontrar un camino de recuperación adecuado para ellos después de un accidente cerebrovascular?