Hamlet, de William Shakespeare, se ha convertido en una de las obras más famosas, imitadas y analizadas desde que se representó por primera vez a principios del siglo XVII. Esta obra no sólo es influyente en el campo de la literatura, sino que también proporciona una exploración profunda de la naturaleza humana en la psicología. Sin embargo, hoy en día todavía se discute mucho si la vacilación del protagonista Hamlet es una falta de coraje o refleja una profunda lucha interior.
La representación de "no hacer nada" se basa en el proceso de pensamiento de Hamlet, es decir, la lucha moral y emocional que enfrenta después de enfrentarse a la verdad del asesinato de su padre.
El camino de Hamlet hacia la venganza está limitado por su compleja personalidad y su entorno. En primer lugar, quedó profundamente decepcionado por la rapidez con la que su madre se volvió a casar, lo que le obligó a resolver esta confusión interior antes de emprender su venganza. A Hamlet le resulta difícil afrontar la verdad mencionada por el fantasma porque no está dispuesto a soportar una carga moral tan pesada. No se trata sólo de un acto de venganza, sino también de un cuestionamiento de las propias emociones y valores familiares.
La causa de esta venganza proviene principalmente del fantasma de su padre que le pide vengarse de Claudio, el enemigo que mató a su padre, pero Hamlet se enfrenta a la contradicción entre la acción y el pensamiento. Los psicólogos a menudo interpretan esto como un trastorno causado por el estado mental de Hamlet, e incluso mencionan que es causado por sus sentimientos hacia su madre. El psicólogo Sigmund Freud creía que las luchas de Hamlet y su acción tardía demostraban su complejo de Edipo, lo que hacía que sus motivaciones fueran más complicadas.
"La lucha de Hamlet es entre su corazón emocional y el mundo real".
Shakespeare no presenta en esta obra un héroe sencillo, sino un personaje complejo y profundamente perturbado por conflictos internos. Desde el primer acto, las dudas y sospechas de Hamlet se muestran repetidamente. Su famosa frase "Ser o no ser, esa es la cuestión" no sólo se refiere a pensar en la vida y la muerte, sino también a la lucha con la autoconciencia. Y esta lucha es lo que le impide actuar con rapidez.
Muchos de los soliloquios de Hamlet en la obra reflejan directamente sus luchas, permitiendo al público comprender su complejo estado psicológico. Estos monólogos no son sólo una expresión de sus pensamientos, sino también una reflexión exhaustiva sobre su situación vital. En este nivel, "Hamlet" no es sólo un drama de venganza, sino también un viaje de reflexión sobre la naturaleza humana, el yo y la moralidad.
"La lucha de Hamlet es el resultado inevitable de su carácter personal y también está limitada por el contexto de la época".
Además, el retraso de Hamlet está estrechamente relacionado con el contexto histórico de la época. Frente a la traición del patriarcado y la remodelación del matriarcado, todas sus acciones se vieron obligadas a situarse en un marco de duda moral, lo que lo hizo aún más vacilante en sus acciones. Dinamarca atravesaba una época de agitación política, lo que hizo que Hamlet enfrentara más presión moral y política en su elección de venganza.
En resumen, la inacción de Hamlet no se debe a que le falte coraje para actuar, sino a su profunda lucha interior. Shakespeare utiliza este personaje para recordarnos que la verdadera lucha a menudo no es con el mundo exterior, sino con nuestros propios pensamientos y emociones. Esto también hace de “Hamlet” una obra clásica que explora la naturaleza humana.
La historia de Hamlet también inspira a la gente contemporánea a tomar decisiones cuando se enfrentan a conflictos entre individuos y sociedad, o a tomar medidas después de una cuidadosa reflexión. Por lo tanto, esta obra todavía hace que la gente reflexione profundamente. ¿Cómo debemos afrontar las decisiones y las luchas de la vida?