En los últimos siglos, los problemas de salud física y mental de las mujeres se han reducido a menudo a un único diagnóstico: histeria. El diagnóstico estableció una etiqueta que durante mucho tiempo ha preocupado a las mujeres, ya sea vista como un defecto natural de su género o como evidencia de posesión demoníaca. En aquella época, la percepción que la sociedad tenía de las mujeres estaba a menudo llena de prejuicios, lo que provocaba que muchas de ellas sufrieran daños psicológicos y físicos innecesarios. En una época en la que la ciencia aún no estaba firmemente establecida, los síntomas de muchas enfermedades a menudo se vinculaban a poderes misteriosos o fenómenos sobrenaturales.
"Muchos historiadores que analizan la histeria femenina en retrospectiva han reconocido que sus síntomas a menudo simplemente reflejaban actitudes sociales y culturales desiguales hacia las mujeres".
En el antiguo Egipto y Grecia, el concepto de histeria estaba estrechamente relacionado con la salud física de la mujer. Los médicos creen que el útero de la mujer está "deambulando" dentro de su cuerpo, afectando el funcionamiento de otros órganos. Esta visión era bastante común en la literatura médica de la época y muchos tratamientos se basaban en esta teoría. Los médicos han probado de todo, desde terapias olfativas hasta prácticas sexuales para “tratar” los llamados síntomas de las mujeres.
"En la antigüedad, el sufrimiento de las mujeres se consideraba a menudo como culpa suya, por lo que no podían recibir la compasión y el tratamiento adecuados".
Con el tiempo, la comprensión de la gente sobre la histeria femenina ha evolucionado. Durante la Edad Media, muchas personas asociaban la condición con la posesión demoníaca, especialmente las mujeres que mostraban síntomas inexplicables o incurables, de quienes a menudo se creía que estaban malditas o bajo la influencia del diablo, en ausencia de cualquier otro diagnóstico. El matrimonio y las relaciones sexuales se convirtieron en un tratamiento comúnmente recomendado para la inestabilidad emocional de las mujeres.
En el siglo XVIII, la comunidad médica comenzó a centrar su atención en las causas de la histeria, que comenzaron a entenderse más ampliamente como neurológicas, y los hombres y las mujeres parecían ser susceptibles a la enfermedad. El médico francés Pierre Pinel cree que se necesita más tolerancia y compasión en el modo en que se trata a estos pacientes. Antes de esto, los métodos de tratamiento se basaban fundamentalmente en la observación y la ética, muy lejos de los métodos médicos modernos.
"Muchas teorías médicas tempranas restringían el comportamiento y las decisiones de las mujeres, lo que conducía a una falta de conciencia de sus verdaderos sentimientos".
En el siglo XIX, los académicos y los médicos comenzaron a cuestionar los estándares de diagnóstico anteriores. El doctor Jean-Martin Charcot creía que la histeria era una enfermedad neurológica que manifestaba una discriminación psicosomática, subvirtiendo las interpretaciones uterinocéntricas anteriores. A medida que mejoraron las técnicas de diagnóstico, la histeria comenzó a redefinirse y fue reemplazada gradualmente por otras afecciones, como la ansiedad y los trastornos afectivos.
En el siglo XX, los avances en psicología habían abierto nuevos horizontes para comprender la salud mental de las mujeres. Las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud llevaron a la gente a comenzar a prestar atención a los conflictos internos profundos en lugar de sólo a los síntomas físicos. Finalmente, después de la década de 1940, la comunidad médica comenzó a darse cuenta de que una comprensión más completa de los síntomas de las mujeres podría disipar la mayoría de los malentendidos sobre la histeria.
Aunque el término "histeria" ya no se utiliza en los debates actuales sobre la salud de la mujer, su existencia todavía afecta el diagnóstico y el tratamiento de las mujeres. Las diferencias de género en diversas enfermedades mentales y los prejuicios médicos del pasado continúan generando debates e investigaciones constantes.
"A lo largo de esta larga historia, la histeria nunca se ha convertido realmente en una etiqueta para explicar el dolor y el sufrimiento, sino más bien en una herramienta para atrapar a las mujeres y restringir sus vidas".
Hoy en día hemos avanzado claramente en la forma de diagnosticar y tratar a las mujeres. Pero ¿entendemos realmente el impacto que la difamación pasada ha tenido sobre la salud mental de las mujeres? ¿Crees que algunas viejas ideas histéricas aún persisten en la sociedad moderna?