En el ámbito médico actual, la investigación sobre el cáncer continúa atrayendo la atención de los científicos, entre los que destaca especialmente el papel de los oncogenes. Estos genes no sólo son cruciales para la formación de tumores, sino que también afectan los métodos y efectos del tratamiento. ¿Qué son exactamente los oncogenes? ¿Y qué papel juegan clave en nuestra salud?
Un oncogén es un gen que tiene el potencial de causar cáncer. En las células tumorales, estos genes a menudo están mutados o altamente expresados, lo que provoca que células que deberían haber muerto sobrevivan y continúen proliferando.
Normalmente, las células normales experimentan un programa de muerte celular rápida preprogramado llamado apoptosis si se alteran sus funciones clave. Sin embargo, cuando los oncogenes de estas células se activan, esta regla se viola, provocando que las células sobrevivan y proliferen sin límite. Estos oncogenes tienen su origen originalmente en los protooncogenes, que son genes normales que participan principalmente en la inhibición del crecimiento, la proliferación y la apoptosis celular.
Cuando estos genes promotores del crecimiento celular normal se regulan positivamente a través de mutaciones (mutaciones de ganancia de función), predisponen a las células a volverse cancerosas y se denominan oncogenes. Los estudios que utilizan la mayoría de los oncogenes han demostrado que el desarrollo del cáncer a menudo requiere la acción combinada de múltiples oncogenes y genes supresores de tumores o de apoptosis mutados.
Desde la década de 1970, se han identificado docenas de oncogenes y se han asociado con el cáncer humano. Muchos medicamentos contra el cáncer se dirigen a proteínas codificadas por oncogenes.
La diversidad de características de los oncogenes conduce a los múltiples efectos de sus productos proteicos en varias vías reguladoras complejas dentro de las células. Los protooncogenes suelen ser genes normales que estimulan el crecimiento y la división celular. Cuando se regulan positivamente y se activan, se convierten en oncogenes.
Los oncogenes pueden activarse de diversas maneras, incluida la mutación genética, el reordenamiento cromosómico y la duplicación genética. Las mutaciones genéticas pueden provocar que el código genético de una persona cambie cuando las células se dividen, lo que lleva a la activación persistente de genes causantes de cáncer. A través de la reorganización cromosómica, la secuencia de ADN de un gen también puede cambiar cuando una célula se divide. Este cambio puede colocar un gen cerca de un interruptor de señal que originalmente funciona, provocando un mal funcionamiento del mismo. La duplicación genética puede provocar que una célula tenga múltiples copias de un gen, lo que resulta en una sobreproducción de una proteína particular.Para enfrentar estos desafíos, los científicos están cerrando la brecha entre las necesidades clínicas y la traducción a la práctica. Con el desarrollo de estrategias de medicina de precisión para el cáncer, varios oncogenes también se consideran marcadores pronósticos. Por ejemplo, se ha identificado la amplificación de N-myc como un predictor independiente de malos resultados en el neuroblastoma infantil, lo que hace que las intervenciones terapéuticas dirigidas a esta población sean cada vez más importantes. Desde una perspectiva histórica, la existencia de oncogenes fue predicha por el biólogo alemán Theodor Boveri en su libro de 1914 El problema del origen de los tumores malignos. Con el paso del tiempo, el término fue redescubierto por científicos del Instituto Nacional del Cáncer en 1970 y, en las décadas siguientes, el descubrimiento de los oncogenes proporcionó nuevas perspectivas para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.Los avances futuros que PMolecular estudiará son el descubrimiento de inhibidores de moléculas pequeñas que se dirigen específicamente a diferentes oncoproteínas y un análisis en profundidad de cómo los oncogenes perturban las señales fisiológicas normales para causar diferentes tipos de cáncer y síndromes de desarrollo.
Los efectos reguladores de los oncogenes sobre las redes de transducción de señales en las células tumorales los convierten en objetivos terapéuticos importantes, especialmente durante la tumorigénesis y la progresión.
Aunque no existe un estándar de clasificación unificado para los oncogenes, estos se dividen en múltiples categorías, entre las que se incluyen factores de crecimiento, receptores de tirosina quinasas, etc. A través de estas clasificaciones, la comunidad médica espera poder desarrollar terapias dirigidas de manera más efectiva y mejorar los resultados del tratamiento.
Con el estudio en profundidad de los oncogenes, los futuros tratamientos contra el cáncer podrán ser más personalizados según las características genéticas de cada paciente. Sin embargo, en este proceso, ¿deberíamos pensar si el progreso en la investigación genética y el desarrollo de tratamientos pueden realmente cambiar nuestra comprensión y tratamiento del cáncer?