El riesgo de trombosis, una afección potencialmente mortal, aumenta cuando la sangre se coagula excesivamente dentro de un vaso sanguíneo, formando un coágulo y bloqueando el flujo sanguíneo. La prevalencia de enfermedades cardiovasculares nos obliga a prestar atención a si diferentes factores pueden provocar trombosis, que a su vez conduce a la aparición de trombosis venosa profunda (TVP) y embolia pulmonar (EP).
"El proceso de coagulación de la sangre es un problema complejo y multifactorial. Muchos factores pueden contribuir a la formación de coágulos sanguíneos."
La manifestación más común de un coágulo sanguíneo es la trombosis venosa profunda (TVP), que generalmente ocurre en las piernas y se acompaña de dolor, hinchazón y enrojecimiento en las piernas. Esto puede provocar daños a largo plazo en las válvulas de los vasos sanguíneos, causando hinchazón y pesadez graves. En los casos más graves, los coágulos de sangre pueden desprenderse y viajar a los pulmones, causando una embolia pulmonar, que provoca dificultad repentina para respirar, dolor en el pecho y palpitaciones, e incluso shock y paro cardíaco.
Factores que provocan coágulos sanguíneosLas causas de la trombosis se pueden dividir en congénitas y adquiridas. Los síntomas de trombosis congénita se refieren a factores genéticos que existen al nacer, como la deficiencia de antitrombina III, la deficiencia de proteína C y la deficiencia de proteína S, que son las más comunes. Por el contrario, la trombosis adquirida es causada por enfermedades o hábitos de vida que aparecen después de un cierto período de tiempo.
"La trombosis adquirida es una afección más común que puede ser causada por el estilo de vida de una persona, la obesidad o una enfermedad crónica".
Por ejemplo, el síndrome antifosfolípido provoca un aumento de anticuerpos en la sangre, lo que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos. Además, algunos pacientes con cáncer, especialmente aquellos con cáncer metastásico, tienen un mayor riesgo de trombosis porque las células cancerosas pueden activar el sistema de coagulación o liberar factores de coagulación. Durante el embarazo, debido a los cambios hormonales en el cuerpo, la actividad de coagulación es mayor y los efectos de otros factores de riesgo se potencian significativamente.
Las pruebas de trombosis incluyen un análisis de sangre completo, pruebas de tiempo de coagulación y pruebas de anticuerpos. Para las personas con antecedentes familiares de la enfermedad, es muy necesario someterse a una prueba de trombosis hereditaria. Los expertos recomiendan que, incluso cuando los síntomas sean significativos, se evalúen los factores desencadenantes o las indicaciones del tratamiento de la enfermedad en lugar de confiar únicamente en los resultados de pruebas.
Aunque no existe un tratamiento específico para la mayoría de las trombosis, el uso de anticoagulantes (como la warfarina) puede ser una prevención a largo plazo. Además, los pacientes con trombosis congénita necesitan utilizar anticoagulantes según la situación. La comunidad médica generalmente recomienda el uso de heparina de bajo peso molecular, especialmente durante el embarazo, para reemplazar la warfarina y evitar efectos en el feto.
"Las mujeres embarazadas se enfrentan a un riesgo importante de trombosis y es importante elegir el anticoagulante adecuado para prevenirla".
Todos pueden correr riesgo de sufrir trombosis, pero este riesgo se puede reducir eficazmente si se comprenden los factores desencadenantes y se realizan pruebas de forma activa. Con el avance de la tecnología médica, el diagnóstico y el tratamiento de la trombosis serán más personalizados en el futuro, pero aún debemos pensar en qué hábitos de vida pueden agravar el riesgo de trombosis.