Desde que fue aislada por primera vez de los delfines de agua dulce del Amazonas en la década de 1970, la bacteria esférica y grampositiva Streptococcus iniae ha surgido como un patógeno importante en la industria acuícola mundial, causando pérdidas de hasta 100 millones de dólares por año. Esta bacteria ha sido detectada en al menos 27 especies de peces, y la infección de varias especies de peces frescos, incluidas carpas, peces frescos y truchas arco iris, es cada vez más grave, causando enormes pérdidas económicas a los acuarios de todo el mundo.
Hasta la fecha, la infección por S. iniae ha causado pérdidas anuales de más de 100 millones de dólares a la industria acuícola mundial.
La infección con S. iniae generalmente se presenta con meningoencefalitis, lesiones cutáneas y sepsis, y representa una amenaza para la vida acuática, incluidas la lubina y la dorada. Además, esta bacteria infecta ocasionalmente a los humanos, especialmente a los trabajadores que entran frecuentemente en contacto con peces, lo que puede causar enfermedades graves como sepsis y síndrome de shock tóxico.
S. iniae fue aislado por primera vez en 1972 de un delfín amazónico infectado con la "enfermedad de la pelota de golf". En aquel momento, el delfín fue tratado con éxito con penicilina y mezlocilina. La bacteria fue posteriormente identificada como una nueva especie y denominada oficialmente S. iniae en 1976. Con el tiempo, las infecciones por S. iniae se extendieron a la acuicultura en Asia y Estados Unidos, y los investigadores descubrieron similitudes con otros patógenos estreptocócicos, lo que generó más preocupaciones.
Determinar la presencia de S. iniae en el laboratorio es un desafío, especialmente porque los métodos tradicionales a menudo no brindan resultados precisos. Aunque los métodos genéticos moleculares, como la secuenciación de ADN, pueden proporcionar identificación, la investigación de los CDC muestra que en la gran mayoría de los casos, estos métodos no son necesarios. Por lo tanto, la detección rápida y precisa de S. iniae se vuelve crucial.
Impacto en los pecesS. iniae puede ser identificado erróneamente o no identificado por muchos sistemas de microbiología automatizados convencionales.
S. iniae es altamente patógeno en peces de agua dulce, marinos y polihalinos y puede causar tasas de mortalidad de hasta 30-50%. Si no se controla, puede tener graves consecuencias para la industria de la acuicultura. Según un informe de 1997, las pérdidas económicas mundiales causadas por la infección por S. iniae alcanzaron los 100 millones de dólares ese año, y Estados Unidos fue el país especialmente afectado.
Los peces infectados con S. iniae muestran una variedad de síntomas que varían de especie a especie, por ejemplo, en Terapia causa daños al sistema nervioso y debilidad y natación errática. Tales situaciones a menudo conducen a la muerte en pocos días. En la trucha arcoíris, a menudo se asocia con sepsis y daño al sistema nervioso central, con síntomas que incluyen debilidad, desorientación y sangrado externo e interno.
Aunque S. iniae afecta principalmente a los peces, también puede causar infecciones oportunistas en humanos con sistemas inmunes vulnerables o comprometidos. Aunque los casos de infección son relativamente raros, se ha confirmado que la bacteria causa infección en humanos en unos pocos casos en Estados Unidos y Canadá desde 1991. La mayoría de los casos ocurrieron en pacientes de ascendencia asiática, y si esto sugiere un factor genético merece más estudios.
Para controlar la propagación de S. iniae en la acuicultura, los investigadores han tomado una variedad de medidas. Reducir la cantidad de alimento que se les da a los peces puede reducir la mortalidad porque los peces aceleran la propagación de bacterias en el agua cuando comen. Además, reducir la densidad de peces y mantener una calidad adecuada del agua también son eficaces. Los estudios han demostrado que la adición de ciertos probióticos también puede controlar la infección por S. iniae hasta cierto punto.
El control de la infección por S. iniae puede reducir significativamente las pérdidas económicas en la acuicultura.
En general, no se puede subestimar el impacto de S. iniae y se están realizando investigaciones incluso en las industrias médica y acuícola. Frente a esta amenaza, ¿deberíamos repensar el modo en que opera la acuicultura para garantizar la sostenibilidad de la industria?