En nuestra vida diaria, las decisiones que tomamos cuando enfrentamos la incertidumbre a menudo parecen simples, pero hay una profunda ciencia psicológica y conductual detrás de ellas. Cuando las personas enfrentan riesgos, sus elecciones reflejan sus actitudes de riesgo y sus verdaderos deseos internos. Estas decisiones están determinadas no sólo por el pensamiento racional, sino también por la emoción y la experiencia personal.
Repasemos algunos antecedentes teóricos clave. Según la hipótesis de utilidad esperada, las decisiones de los agentes racionales en condiciones de incertidumbre se basan en el principio de maximización de la utilidad, es decir, elegirán la opción que produzca la mayor utilidad esperada. Este concepto se remonta a Nicolas Bernoulli, cuya investigación analizó la relación entre riesgo y utilidad y propuso el concepto de utilidad marginal, enfatizando que para los ricos, la utilidad que trae consigo la riqueza adicional es menor que la de los pobres.En teoría, las personas tomarán la mejor decisión al evaluar la utilidad esperada al elegir inversiones riesgosas. Sin embargo, las investigaciones psicológicas muestran que el comportamiento humano a menudo se desvía de esta teoría.
Por ejemplo, ante dos oportunidades de inversión, una cartera puede tener un alto riesgo pero rendimientos potencialmente altos, mientras que la otra tiene un riesgo bajo y rendimientos relativamente estables. Según la teoría de la utilidad esperada, los inversores que eligen inversiones de alto riesgo pueden parecer que buscan mayores ganancias, pero sus elecciones en realidad reflejan sus diferentes actitudes hacia el riesgo y sus expectativas para el futuro.
Las investigaciones han demostrado que las personas suelen ser más reacias al riesgo cuando enfrentan pérdidas que cuando enfrentan ganancias, un fenómeno conocido como teoría prospectiva.
La teoría prospectiva fue propuesta por Daniel Kahneman y Amos Tversky en 1979. La teoría revela que los humanos tienden a ponderar irracionalmente las pérdidas en lugar de las ganancias en la toma de decisiones. Esto significa que incluso con la misma ganancia potencial, las personas pueden elegir un camino más conservador debido al miedo a enfrentar pérdidas. Esta teoría desafía el modelo conductual racional de la economía tradicional y señala factores emocionales en el proceso de toma de decisiones.
Con el tiempo, las actitudes hacia el riesgo no sólo se basan en la situación de elección inmediata, sino que también están influenciadas por experiencias pasadas. Por ejemplo, algunas personas que han sufrido pérdidas financieras significativas pueden volverse más cautelosas y comenzar a evitar todas las inversiones de alto riesgo, y pueden no estar dispuestas a correr riesgos nuevamente incluso en condiciones más favorables. Este cambio revela un comportamiento psicológico de aversión al riesgo, acompañado de una creciente necesidad de seguridad.
Las decisiones no reflejan simplemente ganancias o pérdidas, sino expectativas subconscientes de autoestima y del futuro.
Sin embargo, los cambios en las actitudes frente al riesgo no sólo están impulsados por el entorno externo, sino que también están profundamente influenciados por los deseos internos de los individuos. La teoría de la jerarquía de necesidades personales señala que las necesidades en diferentes etapas son suficientes para influir en las decisiones de una persona. Por ejemplo, para alguien cuyas necesidades básicas de supervivencia no están satisfechas, el deseo de seguridad financiera puede prevalecer sobre todas las demás consideraciones. A medida que los individuos alcanzan un nivel más elevado de necesidades, el deseo de autorrealización los estimula a buscar oportunidades y riesgos más desafiantes.
Desde estas perspectivas, podemos decir que cuando las personas toman decisiones, a menudo no se trata sólo de un cálculo racional de riesgos, sino de una red compleja profundamente entrelazada con sus antecedentes, emociones y deseos.En última instancia, la gestión de riesgos puede considerarse una estrategia, pero, fundamentalmente, es un proceso de autodescubrimiento. Cada elección puede revelar los pensamientos más íntimos de una persona. Tal vez bajo la sombra del riesgo podamos ver con más claridad nuestros verdaderos deseos y el rumbo que perseguimos. En futuras elecciones, ¿cómo podemos reexaminar nuestras actitudes ante el riesgo para revelar nuestro yo más profundo?Por lo tanto, comprender las decisiones que toman las personas cuando se enfrentan al riesgo es en realidad una ventana a sus verdaderas necesidades.