En el campo de la economía, la teoría de la utilidad esperada se ha considerado durante mucho tiempo como la piedra angular del proceso de toma de decisiones. Sin embargo, los supuestos de la teoría no siempre son consistentes con el comportamiento real cuando las personas enfrentan incertidumbre. ¿Por qué es esto? Este artículo analiza en profundidad la teoría de la utilidad esperada y su impacto en la toma de decisiones, desafiando la sabiduría convencional.
Según la teoría de la utilidad esperada, los que eligen racionalmente eligen acciones que maximizan su utilidad. En este marco, la utilidad se define como el valor subjetivo de las consecuencias de una acción. La teoría supone que los individuos calculan la utilidad esperada de una acción elegida y toman decisiones en función de su valor. Esto significa que incluso si el rendimiento esperado de una opción es mayor que el de otras opciones, los individuos no necesariamente la elegirán.
Las raíces de la teoría de la utilidad esperada se remontan al siglo XVIII, cuando el matemático Nicholas Bernoulli exploró la paradoja de San Petersburgo. Esta paradoja ilustra la situación en la que un elector racional no aceptará una opción incluso si tiene un valor esperado infinito. Bernoulli propuso que la utilidad, más que el valor monetario esperado, realmente afecta las decisiones, una idea que desencadenó una nueva comprensión del riesgo y la utilidad.
La teoría de la utilidad esperada no se trata simplemente de cálculos matemáticos, sino también de una ventana a una comprensión profunda de la psicología y el comportamiento humanos.
Con el auge de la economía conductual, cada vez más experimentos han comenzado a mostrar que la teoría tradicional de la utilidad esperada no es suficiente para explicar el comportamiento de toma de decisiones en el mundo real. Los investigadores han descubierto que factores como las emociones, los prejuicios psicológicos y el entorno social pueden afectar significativamente las elecciones de las personas. En múltiples experimentos, el comportamiento de las personas a menudo contradice las predicciones teóricas, lo que muestra muchos procesos de toma de decisiones irracionales.
Para explicar las deficiencias de la teoría de la utilidad esperada, los académicos han propuesto una variedad de teorías alternativas, como la teoría de las perspectivas y la teoría de las perspectivas acumulativas. Estas teorías enfatizan que cuando las personas enfrentan riesgos, tienen diferentes reacciones psicológicas ante perder y ganar. Por ejemplo, según la teoría de las perspectivas, los resultados de eventos de baja probabilidad tienen un impacto extremadamente fuerte en las decisiones de las personas, lo cual es bastante diferente de la predicción del equilibrio de la teoría de la utilidad esperada.
El proceso humano de toma de decisiones no siempre se basa en consideraciones racionales. De hecho, nuestras elecciones a menudo están limitadas por la percepción y la experiencia.
Muchos estudios han señalado que las actitudes individuales ante el riesgo son muy importantes a la hora de tomar decisiones, especialmente bajo presión económica. La función de utilidad asumida por la teoría de la utilidad esperada a menudo no puede captar plenamente los verdaderos sentimientos de los seres humanos cuando se enfrentan a situaciones inciertas. Esta aceptación diferencial del riesgo puede conducir a situaciones en las que opciones aparentemente racionales en realidad no logran lograr los mayores rendimientos.
Después de todo, aunque el modelo matemático proporcionado por la teoría de la utilidad esperada proporciona una base para nuestra comprensión de la toma de decisiones, el comportamiento humano es mucho más complejo de lo que la teoría supone. Teniendo en cuenta los factores emocionales, psicológicos y las influencias ambientales, las elecciones racionales ya no equivalen simplemente a mayores beneficios. ¿Crees que deberíamos profundizar en el papel de la psicología humana en la toma de decisiones económicas para encontrar una explicación más completa?