La ideación suicida, o pensamiento suicida, es un proceso de pensamiento que implica pensar o reflexionar sobre la posibilidad de terminar con la propia vida. No es un diagnóstico, sino más bien un síntoma de algunos trastornos psicológicos, y en ocasiones puede presentarse en ausencia de enfermedad mental debido a circunstancias adversas de la vida. Para la evaluación del riesgo de suicidio, los pensamientos suicidas varían desde pensamientos fugaces hasta planes detallados. En la escala de riesgo de suicidio, la ideación suicida activa generalmente incluye prepararse para el suicidio o elaborar un plan, mientras que la ideación suicida pasiva implica pensar en no querer vivir o fantasear con morir.
La ideación suicida, según la definición de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, es “pensar en el suicidio, considerarlo o planificarlo”.
Los pensamientos suicidas también son estadísticamente comunes entre los adolescentes y están estrechamente relacionados con la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. Pero muchos otros trastornos psicológicos, acontecimientos de la vida y eventos familiares también pueden aumentar el riesgo de tales pensamientos. Los investigadores de salud mental enfatizan que los sistemas de salud deben brindar tratamiento a cualquier individuo que experimente pensamientos suicidas, independientemente del diagnóstico, porque esos pensamientos pueden generar riesgo de conducta suicida o problemas relacionados recurrentes.
Según la CIE-11, la ideación suicida se describe como "pensamientos, ideas o reflexiones sobre el fin de la propia vida, que van desde pensamientos de casi morir hasta una planificación detallada". En cambio, el DSM-5 define la ideación suicida como como "ideas de autolesión acompañadas de cierto grado de consideración o planificación de la propia muerte".
Los psicólogos a menudo se refieren a la aparición repentina de pensamientos suicidas en personas que no muestran pensamientos suicidas como "pensamientos intrusivos".Factores de riesgo Los factores de riesgo de pensamientos suicidas se pueden dividir en tres categorías principales: enfermedad mental, acontecimientos de la vida y antecedentes familiares. Enfermedad mental
Muchos trastornos psicológicos son síntomas de pensamientos suicidas y, al interactuar con eventos adversos de la vida, dichos pensamientos pueden no indicar la presencia de una enfermedad mental. Los estudios muestran que el 73% de los pacientes con trastorno límite de la personalidad han intentado suicidarse, con un promedio de 3,4 intentos de suicidio por paciente.
Los antecedentes familiares y el estado emocional de los padres también pueden afectar indirectamente los pensamientos suicidas de un individuo. Si un padre tiene antecedentes de depresión, aumenta la probabilidad de que un hijo experimente pensamientos suicidas. Además, se ha descubierto que la calidad de la relación entre padres e hijos está asociada con pensamientos suicidas.
La detección y la intervención tempranas son métodos importantes para prevenir pensamientos y conductas suicidas. Los estudios han demostrado que el 91% de las personas que se suicidan padecen una enfermedad mental, pero sólo el 35% de ellas recibe tratamiento. Esto pone de relieve la necesidad de una detección temprana para que, una vez detectada la enfermedad mental, se puedan tratar eficazmente los problemas asociados.
Los estudios han demostrado que la identificación temprana y el apoyo a la salud mental pueden reducir significativamente los pensamientos suicidas.
Además, fortalecer la conciencia pública sobre la salud mental puede ayudar a quienes enfrentan dificultades en la vida a buscar ayuda de manera oportuna. Ya sea psicoterapia, hospitalización o medicación, todas son formas eficaces de combatir los pensamientos suicidas.
A medida que la sociedad se vuelve más consciente de los problemas de salud mental, los pensamientos suicidas pueden volverse menos secretos en el futuro. Sin embargo, sigue siendo fundamental seguir prestando atención y comprender las razones subyacentes a los pensamientos suicidas. Necesitamos reexaminar el significado de los pensamientos suicidas y construir un entorno más solidario en la sociedad y en las familias. ¿Cómo, exactamente, podemos romper estas cadenas del pensamiento para que todos puedan expresar libremente su dolor y su lucha internos?