En la sociedad digitalizada actual, el concepto de ciudadanía digital adquiere cada vez más importancia. Según Karen Mossberger, los ciudadanos digitales son "aquellos que utilizan Internet de forma regular y efectiva" y que emplean la tecnología de la información para participar en la sociedad, la política y el gobierno. No se trata sólo de utilizar la tecnología, sino de utilizarla de forma responsable y ética para promover un mejor entorno digital.
Los principios básicos de la ciudadanía digital incluyen: acceso digital, etiqueta digital, comunicación digital, alfabetización digital, derecho digital, derechos y responsabilidades digitales, salud y bienestar digitales y seguridad digital.
Estos principios nos recuerdan que la ciudadanía digital es una responsabilidad relevante para nuestra vida diaria, que incluye cómo navegar de manera segura y ética en el mundo digital y crear valor y apoyo para otros en este entorno, incluso en nuestra actual “sociedad algorítmica”. En este proceso, la definición de identidad digital se ha vuelto más profunda. En este contexto, el valor de la ciudadanía digital reside en el papel que desempeña un individuo en la tecnología digital, más allá de ser simplemente un “usuario”.
Además, la importancia de la ciudadanía digital en la “sociedad algorítmica” enfatiza los privilegios y responsabilidades del individuo. Esto significa que en una sociedad basada en datos, los individuos no solo deben entender cómo utilizar la tecnología, sino también tener la capacidad de desafiar, evitar o mediar en las cifras de los datos. Vivimos en un mundo lleno de datos y cada comportamiento puede digitalizarse, lo que afectará las decisiones y comportamientos individuales.
Estas reflexiones sugieren que el espacio digital, como espacio político, debe proteger los derechos básicos de los individuos, incluidos los derechos tradicionales así como los nuevos derechos que son propios de Internet.
La participación de los ciudadanos digitales en la sociedad digital se puede dividir en dos etapas principales: transmisión de información y consulta ciudadana. Durante la etapa de entrega de información, los métodos de entrega de información estáticos y dinámicos garantizan que los ciudadanos puedan obtener información y participar en debates sobre esta base. Durante la fase de consulta ciudadana, los ciudadanos comienzan a evaluar su papel en la promoción del cambio de políticas, como expresar sus opiniones y sugerencias a través de votaciones y reuniones públicas.
La participación ciudadana digital no sólo promueve la inclusión social, sino que también promueve una verdadera gobernanza democrática en las plataformas digitales.
Sin embargo, las tecnologías digitales también enfrentan desafíos en la participación política. La inestabilidad tecnológica y la escasa representación de las minorías en las democracias digitales han planteado interrogantes sobre la eficacia de las tecnologías digitales. Frente al “efecto burbuja de filtro”, los sesgos de los internautas pueden verse reforzados, llevando a la sociedad a aceptar información falsa, lo que a su vez afecta al voto y a la toma de decisiones. Éstas son también cuestiones que el Gobierno debe considerar.
La diferencia de ciudadanos digitales también es evidente entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Los ciudadanos digitales en los países desarrollados pueden participar directamente en la política a través de diversas plataformas digitales, mientras que en los países en desarrollo la proporción de ciudadanos digitales es relativamente pequeña debido a la baja accesibilidad a la tecnología. Aunque los esfuerzos recientes están reduciendo la brecha digital, aún quedan muchos desafíos, como la infraestructura tecnológica inadecuada y la falta de habilidades digitales.
En un entorno así, los hábitos de uso de Internet de los jóvenes son un factor clave que influye en la formación de su ciudadanía digital. Muchos estudios han demostrado que los adolescentes pasan más tiempo conectados a Internet que viendo televisión todos los días. Esto no sólo afecta su estilo de vida, sino que también cambia su comprensión de la ciudadanía digital y tiene un profundo impacto en la forma en que participarán en la sociedad en el futuro.
La ciudadanía digital es una actitud responsable y respetuosa hacia el uso de la tecnología, y su práctica activa e implementación en la esfera digital para promover la justicia social y los derechos humanos.
En última instancia, la ciudadanía digital no es sólo un cambio de identidad, sino un replanteamiento de cómo cada persona vive en una sociedad digitalizada. De cara al futuro, ¿cómo deberíamos definir nuestro papel en un entorno digital que cambia rápidamente para garantizar un equilibrio entre el orden y el caos, de modo que cada ciudadano tenga los derechos y las oportunidades de participación que merece?