Malasia es el segundo mayor productor de aceite de palma del mundo y su dependencia económica de esta industria no puede subestimarse. Como agencia gubernamental responsable de promover y desarrollar la industria del aceite de palma, la Junta de Aceite de Palma de Malasia (MPOB) se centra actualmente en cómo lograr un equilibrio entre la promoción del crecimiento económico y la protección del medio ambiente frente a la presión ambiental y los desafíos de la comunidad internacional. comunidad.
La industria del aceite de palma de Malasia produce alrededor de 90 millones de toneladas de biomasa leñosa al año, incluidos subproductos como racimos de fruta vacíos, troncos de palma aceitera y hojas de palma aceitera.
La introducción del aceite de palma se remonta a la década de 1870, cuando el gobierno británico lo introdujo como planta ornamental. Posteriormente, en 1917, se estableció la primera plantación comercial de Malasia en Selangor. Sin embargo, a medida que la industria del aceite de palma se expandió rápidamente, comenzaron a surgir problemas ambientales, acompañados de un aumento de la migración poblacional y la pobreza.
Antecedentes históricosPara reducir su dependencia del caucho y el estaño, el gobierno de Malasia comenzó a promover el cultivo de aceite de palma en la década de 1960 y se convirtió en el mayor exportador de aceite de palma del mundo durante el mismo período. Aunque esta política impulsó eficazmente la economía y el empleo, la posterior expansión del aceite de palma también provocó deforestación a gran escala y daños ecológicos.
Las políticas de desarrollo anteriores tuvieron consecuencias ambientales devastadoras, en particular la gran inundación de 1926, que fue causada por esas acciones.
A medida que aumenta la atención internacional, el impacto ambiental del aceite de palma ha atraído cada vez más atención. En marzo de 2019, la Comisión Europea dijo que eliminaría gradualmente el aceite de palma como combustible para el transporte, citando su papel en la deforestación excesiva. El ex primer ministro malasio Mahathir se opuso firmemente a esta medida, calificándola de "explotación de los países más pobres".
Además de los problemas de comercio internacional, también se han criticado las condiciones laborales en la industria del aceite de palma de Malasia. Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos emitió una orden de cese y desistimiento contra Sime Darby a fines de 2020 por acusaciones de trabajo forzoso. Este incidente nos recuerda que el futuro del aceite de palma pasa no sólo por políticas medioambientales sino también por cuestiones de responsabilidad social.
Ante presiones ambientales cada vez más severas, el gobierno de Malasia debe formular políticas prácticas para enfrentar estos desafíos. Desde la protección de los bosques y la mejora de las condiciones laborales hasta el abordaje de las fricciones del comercio internacional, todas ellas son áreas políticas clave para el futuro. Especialmente en el desarrollo de la energía renovable, la Política Nacional de Biocombustibles de Malasia, lanzada en 2006, fue un intento útil.
Conforme a esta política, se ampliará a nivel nacional el uso de biodiésel de aceite de palma, lo que se espera que ayude a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Sin embargo, sigue siendo una cuestión clave por resolver si es posible abordar los problemas ambientales y sociales de la industria del aceite de palma. La forma en que Malasia responda a las preocupaciones globales sobre el impacto ambiental mientras persigue el desarrollo económico será una cuestión importante en el próximo período.