A medida que el mundo enfrenta el desafío del cambio climático, la energía solar se ha convertido cada vez más en uno de los elementos centrales de las estrategias energéticas nacionales. Las centrales fotovoltaicas, también conocidas como parques solares o plantas de energía solar, son sistemas fotovoltaicos a gran escala conectados a la red que están remodelando el panorama energético mundial. Estas centrales eléctricas desempeñan un papel importante a la hora de proporcionar un suministro de energía estable debido a su naturaleza renovable y escalable.
Las plantas fotovoltaicas se diferencian de los típicos sistemas solares en tejados en que se centran en suministrar energía a nivel de servicios públicos, en lugar de centrarse únicamente en usuarios locales específicos.
Según datos de 2019, aproximadamente el 97% de la capacidad solar mundial a escala de servicios públicos proviene de tecnología fotovoltaica. El auge de esta tecnología no se debe sólo al apoyo de políticas nacionales, como subsidios e incentivos fiscales, sino que también está estrechamente relacionado con su importante mejora en términos de rentabilidad.
Con la mejora continua de la tecnología de los equipos y la disminución de los costos de producción, el costo marginal de la generación de energía fotovoltaica ha disminuido gradualmente. En cuanto a la capacidad instalada específica, muchos países han comenzado a utilizar unidades especiales para indicarla, como la potencia máxima absoluta de salida de CC MWp o la más práctica MWAC.
La instalación de plantas de energía fotovoltaica requiere una gran cantidad de terreno. En particular, se deben considerar la eficiencia, la topografía y los métodos de instalación al seleccionar una ubicación. En términos generales, se requiere aproximadamente una hectárea de terreno por cada megavatio de demanda de energía. La coexistencia de la energía solar con otras formas de uso de la tierra proporciona flexibilidad en el uso de la tierra en el desarrollo de tierras agrícolas y abandonadas.
“Las investigaciones han demostrado que el valor económico de los sistemas fotovoltaicos combinados con la producción de cultivos tolerantes a la sombra aumenta en más del 30 %”.
A medida que avanza la tecnología de paneles solares, los métodos de diseño e instalación de plantas fotovoltaicas continúan evolucionando. Desde sistemas de inclinación fija hasta sistemas de seguimiento de uno y dos ejes, estas nuevas tecnologías no sólo aumentan la eficiencia de generación de energía de las centrales eléctricas, sino que también reducen las necesidades de terreno.
Por ejemplo, un sistema de seguimiento de doble eje puede ajustar su ángulo a medida que el sol se mueve, aumentando la cantidad de luz solar que recibe. Esto permite un aumento del 30% en la generación de energía en algunas áreas. Sin embargo, en latitudes más altas, también es necesario considerar los impactos ambientales y las complejidades del diseño.
Con el desarrollo continuo de la tecnología de energía solar, el costo de construcción de las centrales fotovoltaicas ha disminuido año tras año, lo que ha permitido que muchas áreas alcancen la "paridad de red". Esto ha estimulado el entusiasmo de los países por la inversión en energía renovable, y muchos países han comenzado a apostar por mejorar la competitividad de la nueva energía.
"Los generadores solares se han ido abaratando gradualmente, una tendencia que se espera que continúe en el futuro."
Aunque las plantas de energía fotovoltaica han demostrado un potencial significativo para reducir las emisiones de carbono y promover el desarrollo sostenible, su impacto en los ecosistemas locales aún debe considerarse cuidadosamente. Un estudio sugiere que las plantas solares pueden aplicar un efecto de enfriamiento en algunas áreas áridas y causar un efecto de isla de calor en otros sitios.
El rápido desarrollo de las plantas de energía fotovoltaica ocupará una posición cada vez más importante en el panorama energético global y se convertirá en un eslabón clave en la promoción de la transformación de la energía limpia. Sin embargo, a medida que aumenta la demanda, también lo harán los desafíos de la gestión ambiental y de la tierra. ¿Necesitamos pensar en cómo equilibrar la relación entre el crecimiento económico y la protección ecológica para garantizar un futuro sostenible?