Los síntomas del reflujo ácido son complejos y variados y afectan el tracto respiratorio superior y el tracto digestivo. Muchos pacientes experimentan ronquera, que se debe a la inflamación del tejido causada por la exposición prolongada a sustancias ácidas en la garganta. Con mayor frecuencia, la LPR puede provocar otras complicaciones, como tos crónica, tonos de la escala laríngea inmediata y enfermedades cardíacas.
Muchas personas tienen una mala percepción del reflujo ácido y tienden a confundirlo con el reflujo gastroesofágico (ERGE), pero en la práctica existen diferencias patológicas significativas entre ambos.
Muchos estudios científicos han demostrado que los pacientes con LPR pueden desarrollar disfonía por tensión muscular debido a la estimulación de la garganta que cambia la forma en que producen sus voces. Esta situación no sólo afecta la capacidad de comunicarse, sino que también puede obligar al paciente a trabajar con un especialista en terapia del habla para su rehabilitación.
Dado que los síntomas de LPR a menudo son inespecíficos, el proceso de diagnóstico se vuelve bastante difícil. Los métodos de diagnóstico existentes incluyen la endoscopia y la evaluación de la respuesta a la terapia de supresión ácida, pero todos tienen ciertas limitaciones. Por lo tanto, a menudo es necesario evaluarlo mediante una evaluación exhaustiva, que incluya preguntas y cuestionarios como el índice de síntomas de reflujo (RSI).
Opciones de tratamientoLa detección y el diagnóstico de LPR es particularmente difícil en pacientes pediátricos y todavía no existe un enfoque diagnóstico uniforme.
El tratamiento para la LPR generalmente incluye cambios en el estilo de vida, como ajustes en la dieta y hábitos saludables. Se aconseja a los pacientes evitar el chocolate, la cafeína y los alimentos con alto contenido de grasa. Además, a menudo se recomienda el uso de medicamentos como los inhibidores de la bomba de protones (IBP), pero el efecto de estos tratamientos para algunos pacientes no es ideal, y algunos estudios incluso han demostrado que los IBP no son tan efectivos como el placebo para la LPR.
Actualmente hay una gran cantidad de investigaciones en curso que exploran la asociación entre LPR y el sonido, especialmente en términos de riesgo de cáncer, y los estudios han demostrado que ciertas sustancias ácidas pueden provocar daños en el ADN, un hallazgo que ha atraído gran atención de la comunidad científica. Comunidad médica. Al mismo tiempo, las doctrinas sobre el entrenamiento neuromuscular oral y faríngeo están en constante evolución.
En el futuro, el establecimiento de un estándar más sistemático para el manejo y tratamiento de la LPR será el foco de la investigación, lo que no solo ayudará a aumentar la percepción de la LPR sino también a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Con una mayor comprensión de la asociación entre el reflujo ácido y los problemas de voz, ¿podrá la comunidad médica desarrollar opciones de diagnóstico y tratamiento más efectivas?