Según las últimas investigaciones, la bacteriuria asintomática es un problema que muchas personas desconocen. Esta es una afección en la que las bacterias están presentes en la orina pero no van acompañadas de ninguno de los síntomas típicos de una infección del tracto urinario. La afección es particularmente común y afecta a alrededor del 3 por ciento de las mujeres sanas de mediana edad y aumenta al 50 por ciento de las residentes de centros de atención a largo plazo. La bacteria patógena más común es Escherichia coli, que representa una amenaza oculta para la salud de muchas personas.
Muchas mujeres sanas de mediana edad no son conscientes de que pueden tener bacteriuria asintomática, lo que puede provocar problemas de salud posteriores.
La bacteriuria asintomática es una afección en la que hay bacterias presentes en la orina pero no causan ningún síntoma. Es más probable que esta afección ocurra en ciertos grupos, como los ancianos, los diabéticos y las personas que han usado catéteres urinarios durante mucho tiempo. La tasa de penetración de la bacteriuria asintomática es particularmente alarmante porque estos pacientes no pueden detectar la infección.
Casi el 50% de los residentes de centros de atención a largo plazo pueden tener bacteriuria asintomática, lo cual es preocupante.
El diagnóstico de bacteriuria asintomática generalmente requiere confirmación mediante análisis de orina o urocultivo. A menudo se requieren pruebas de detección para aquellos que no expresan síntomas de infección. En el caso de los adultos mayores, la confusión o los cambios de comportamiento pueden considerarse signos de infección. Aunque el cribado de mujeres embarazadas es una práctica habitual en muchos países, la práctica sigue siendo controvertida.
El estándar de oro para determinar la bacteriuria asintomática es el cultivo bacteriano, un método confiable para detectar concentraciones bacterianas en la orina. La bacteriuria asintomática suele definirse cuando la concentración de una bacteria específica en la orina es superior a 100.000 unidades formadoras de colonias (UFC) por mililitro. Por lo tanto, cada prueba debe realizarse con gran precaución para evitar diagnósticos erróneos.
En algunos casos, la bacteriuria asintomática no requiere tratamiento, pero debe tratarse con precaución en poblaciones especiales.
La bacteriuria asintomática puede afectar a las mujeres embarazadas porque los cambios fisiológicos promueven el crecimiento de patógenos en el tracto urinario, lo que puede provocar otras complicaciones, como el parto prematuro o el bajo peso del feto al nacer. Si bien estos riesgos son urgentes, la calidad de la investigación merece un debate más profundo.
Los protocolos de tratamiento para la bacteriuria asintomática varían y, en muchos casos, no se requiere tratamiento con antibióticos a menos que un profesional médico determine que el paciente se someterá a una cirugía uretral o tiene otras circunstancias especiales. Para la bacteriuria con síntomas evidentes, generalmente se requieren antibióticos para el tratamiento.
El uso excesivo de antibióticos ha provocado una serie de reacciones adversas, incluidos problemas de resistencia a los medicamentos e infecciones por colivirus.
La bacteriuria asintomática es un problema de salud sutil pero potencialmente grave que se estudia cada vez más científicamente. ¿Qué importancia tiene para la salud pública comprender esta amenaza oculta?