Las armas biológicas, o patógenos biológicos, se refieren a patógenos utilizados como armas, incluidas bacterias vivas, virus y toxinas. Estos patógenos no sólo tienen el potencial de causar múltiples impactos negativos en la salud humana, sino que también pueden propagarse a gran escala con costos y recursos relativamente bajos. Por lo tanto, los patógenos que están muy extendidos en la naturaleza se han convertido en peligros potenciales en las actividades militares y terroristas.
El uso de armas biológicas tiene una larga historia que se remonta al siglo XX, comenzando con el asedio de Kaffa en 1346 y continuando hasta las cuestiones actuales relacionadas con las armas biológicas, lo que refleja la preocupación internacional por esta amenaza.
Según los datos, se han descrito y estudiado más de 1.200 agentes biológicos diferentes. Algunos de estos agentes biológicos son altamente endémicos, se reproducen rápidamente y requieren relativamente pocos recursos, lo que los hace potencialmente peligrosos en una variedad de entornos ocupacionales. Por ejemplo, tanto el ántrax como la toxina botulínica han sido militarizados y utilizados como armas en guerras pasadas.
La Convención sobre Armas Biológicas firmada en 1972 prohíbe el desarrollo, uso y almacenamiento de armas biológicas. Según los informes, hasta marzo de 2021, 183 países se han convertido en miembros de la Convención. Si bien esta convención prohíbe nominalmente toda una clase de armas de destrucción masiva, su eficacia está limitada principalmente por la falta de mecanismos formales de seguimiento para garantizar el cumplimiento por parte de los Estados.
Muchos países hicieron reservas sobre la aplicabilidad del Protocolo de Ginebra al firmarlo, lo que provocó que el tratado se convirtiera en realidad en un acuerdo de "no ser el primero en usar".
Las armas biológicas se pueden dividir en "Categoría A", "Categoría B" y "Categoría C" según sus posibles riesgos para la salud pública. Según la clasificación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se considera que los agentes biológicos de Clase A representan la mayor amenaza para los Estados Unidos debido a su alta patogenicidad y eficiencia de transmisión.
Según las leyes y regulaciones estadounidenses, los agentes biológicos se pueden dividir en "agentes letales" y "agentes incompetentes". Por ejemplo, Bacillus anthracis y Yersinia pestis se consideran agentes letales, mientras que Brucella y Salmonella son agentes incapacitantes. Las propiedades de estos agentes los convierten en armas potenciales en guerras y operaciones terroristas.
Estos agentes biológicos se encuentran comúnmente en el entorno natural, incluido el agua, el suelo, las plantas y los animales. Esto también hace que su difusión potencial sea más diversa.
En los tiempos modernos, la tendencia al desarrollo de armas biológicas también ha puesto de relieve la aplicación de tecnología de modificación genética, que hace que algunas enfermedades que podrían haberse tratado sean más letales o imposibles de prevenir. Esto plantea nuevos desafíos a la seguridad internacional, y las medidas pertinentes de vigilancia y prevención siguen necesitando actualizarse con los avances tecnológicos.
Los simuladores son una herramienta importante para estudiar la eficacia de la dispersión de armas biológicas. Estas sustancias no patógenas imitan las propiedades físicas o biológicas de los agentes biológicos para ayudar a estudiar la eficacia de sus técnicas de dispersión. Los simuladores, normalmente de entre 1 y 5 micrones de tamaño, pueden entrar en edificios cerrados y penetrar profundamente en los pulmones humanos o animales, lo que aún puede representar un riesgo para la salud incluso si no son patógenos en el medio ambiente.
En la cultura popular, las armas biológicas suelen aparecer en películas y libros, que a menudo presentan sus efectos devastadores y exploran las cuestiones éticas, legales y sociales relacionadas con las armas biológicas. Con el avance de la ciencia y la tecnología, estos temas van surgiendo uno tras otro, permitiendo a los lectores y espectadores pensar profundamente sobre posibles armas biológicas en el futuro.
En guerras futuras, ¿cómo veremos la amenaza de las armas biológicas y responderemos a ellas para proteger la seguridad y la salud humanas?