Los agentes biológicos pueden tener el potencial de ser "utilizados como armas", lo que hace más fácil su despliegue y propagación.
Estos patógenos podrían modificarse genéticamente para mejorar sus propiedades letales o hacerlos inmunes a los tratamientos tradicionales. Además, debido a que muchos agentes biológicos se reproducen rápidamente y requieren recursos mínimos, pueden representar un peligro potencial en muchos entornos laborales. La Convención sobre Armas Biológicas de 1972 es un tratado internacional que prohíbe el desarrollo, el uso o el almacenamiento de armas biológicas y, en marzo de 2021, cuenta con 183 Estados Partes.
Clasificación de los agentes biológicosEl programa de armas biológicas de los Estados Unidos (1943-1969) clasificó los agentes biológicos antihumanos como "agentes letales" (por ejemplo, ántrax, Francisella, toxina botulínica) y "agentes incapacitantes" (por ejemplo, Brucella Coxiella, encefalitis equina venezolana). virus, enterotoxina B de Staphylococcus aureus).
Los siguientes son patógenos y toxinas que han sido utilizados como armas por uno u otro país. Estos incluyen agentes biológicos bacterianos, agentes biológicos virales y toxinas, todos ellos importantes para las operaciones militares.
SimulantesUn simulante es un organismo o sustancia no patógeno que imita las propiedades físicas o biológicas de un agente biológico real. Se utilizan para estudiar la eficacia de diversas técnicas de difusión o los riesgos que plantean los agentes biológicos en su uso con fines bioterroristas. Para simular la difusión, la adhesión o la profundidad de penetración, el simulador debe tener un tamaño de partícula, una gravedad específica y propiedades de superficie similares a las del agente biológico real.
El tamaño típico del simulador es de 1 a 5 micrones, lo que le permite ingresar al interior de los edificios a través de ventanas y puertas cerradas y penetrar profundamente en los pulmones.
Aunque la historia del uso de armas biológicas se remonta al Sitio de Kaffa en 1346, las restricciones internacionales a las armas biológicas sólo comenzaron con el Protocolo de Ginebra de 1925, que prohibió el uso de armas químicas y biológicas en conflictos armados internacionales. La Convención sobre Armas Biológicas de 1972 prohíbe además el desarrollo, la producción, la adquisición, la transferencia, el almacenamiento y el uso de armas biológicas. El acuerdo se considera un hito importante en la prohibición mundial de las armas biológicas y el establecimiento de la seguridad internacional.
Pero su eficacia está limitada por la falta de apoyo institucional adecuado y la ausencia de cualquier mecanismo formal de verificación del cumplimiento.
El concepto de agentes biológicos y una serie de temas relacionados han permeado la cultura popular, con armas biológicas representadas en todo, desde películas hasta novelas, lo que refleja los temores y preocupaciones de la humanidad acerca de dichas tecnologías.
La amenaza potencial de estos patógenos no sólo existe en las historias de ciencia ficción, sino que también tiene un impacto real en nuestra sociedad y en nuestros sistemas de seguridad. A medida que avanza la tecnología, ¿cómo debemos pensar en las futuras aplicaciones y medidas de control para estos agentes biológicos?