La prueba de flujo lateral (LFT) es un dispositivo de prueba rápida simple ampliamente utilizado en el diagnóstico médico, diseñado para detectar sustancias específicas en muestras líquidas sin la necesidad de equipos profesionales costosos. Estas pruebas no sólo se utilizan comúnmente en el hogar o en instituciones médicas, sino que también han encontrado su importante aplicación en los laboratorios. Por ejemplo, una prueba de embarazo casera es un tipo de prueba de función hepática que detecta hormonas específicas. Esta prueba puede dar resultados de forma rápida y asequible, en aproximadamente cinco a treinta minutos.
Estas pruebas utilizan principios similares a la cromatografía de afinidad y al ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), haciendo pasar un fluido de muestra sobre una superficie molecular reactiva para mostrar un resultado visual positivo o negativo.
El principio de detección utilizado por LFT se basa en una serie de canales capilares, como papel poroso o polímeros microestructurados, cada uno de los cuales tiene la capacidad de transportar líquidos. La almohadilla de muestra primero absorbe el fluido de muestra y luego lo mueve a la segunda almohadilla conjugada, que contiene partículas bioactivas liofilizadas que interactúan con las moléculas objetivo en una reacción química para generar una señal visible. Las líneas de prueba mostrarán color u otras marcas identificables para indicar el resultado.
Antecedentes históricosEl desarrollo de la LFT se remonta a 1943, cuando Martin y Hinkey desarrollaron la técnica de cromatografía en papel, y después de 1945 hubo mucha actividad en este campo. En 1971, el desarrollo de la tecnología ELISA mejoró aún más la aplicación y la sensibilidad de la LFT.
Principios de pruebaMuchas empresas han presentado patentes en este campo altamente competitivo, incluida Alere, que posee una patente presentada originalmente por Unipath.
En LFT, las pruebas se pueden dividir en pruebas competitivas y pruebas sándwich. Los ensayos tipo sándwich se utilizan generalmente para detectar analitos grandes, mientras que los ensayos de competencia son más adecuados para analitos pequeños. Ambos métodos de detección pueden dar resultados en poco tiempo, demostrando la rapidez y simplicidad de la LFT.
La prueba de flujo lateral tiene una amplia gama de aplicaciones, incluida la prueba de orina, sangre, saliva y otras muestras. Proporcionan resultados rápidos sin necesidad de equipos de alta gama, lo que los convierte en una opción común para pruebas caseras y farmacias. Estas características hacen que la LFT sea cada vez más común en los laboratorios clínicos y otros campos.
Durante la pandemia de COVID-19, la importancia de las pruebas de función hepática en la detección rápida ha adquirido cada vez mayor importancia. Estas pruebas pueden proporcionar resultados en 15 a 30 minutos y se utilizan ampliamente en la comunidad para el monitoreo y control de epidemias. Aunque todavía es necesario mejorar la sensibilidad de algunas pruebas de función hepática en condiciones prácticas, su inmediatez es sin duda un factor clave en la respuesta de salud pública.
Dependiendo de las características de la prueba, algunas pruebas de función hepática pueden no ser lo suficientemente sensibles, por lo que se requiere precaución al interpretar los resultados.
Con el avance de la tecnología, se espera que la LFT continúe mejorando en sensibilidad, precisión, etc. La investigación y el desarrollo continuos permitirán que esta tecnología de detección demuestre su potencial en una gama más amplia de aplicaciones. Ya sea que se utilicen para pruebas domésticas diarias o en la vanguardia de las aplicaciones clínicas y científicas, las pruebas de flujo lateral aún tienen la oportunidad de realizar más contribuciones a las ciencias de la vida.
Ante una expansión tan rápida y una innovación continua en la tecnología de pruebas, ¿alguna vez ha pensado en hacia dónde se dirigirán las pruebas de salud en el futuro y qué nuevos desafíos y oportunidades surgirán?