La epilepsia es un grupo de trastornos neurológicos no transmisibles caracterizados por convulsiones recurrentes. Las convulsiones epilépticas son manifestaciones clínicas de una actividad eléctrica anormal, excesiva y sincronizada en las neuronas. Según la definición de la Liga Internacional de Epilepsia, el criterio de epilepsia es la aparición de dos o más crisis epilépticas sin desencadenantes evidentes. Las convulsiones pueden variar desde episodios breves y apenas perceptibles hasta convulsiones intensas y prolongadas causadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Estos episodios pueden provocar lesiones físicas, como fracturas de huesos, o causar daños al provocar un accidente.
Las convulsiones en personas con epilepsia suelen ser erráticas y pueden carecer de una causa subyacente detectable.
La causa de la epilepsia aún no se comprende completamente; en muchos pacientes la epilepsia se clasifica como criptogénica, mientras que en otros puede ser causada por una lesión cerebral, un accidente cerebrovascular, tumores cerebrales o defectos de nacimiento. Se han relacionado directamente mutaciones genéticas conocidas con un pequeño número de casos. Al diagnosticar la epilepsia, los médicos descartan otras afecciones que pueden causar síntomas similares, como desmayos o anomalías electrolíticas. Esto suele requerir imágenes cerebrales y análisis de sangre. Las pruebas electrofisiológicas (EEG) a menudo se utilizan para confirmar la epilepsia, pero los resultados normales no descartan la posibilidad de epilepsia.
La epilepsia afecta aproximadamente a 51 millones de personas, el 80% de las cuales viven en países en desarrollo. Los últimos datos muestran que el número de muertes causadas por la epilepsia alcanzó las 140.000 en 2021, un aumento respecto a las 125.000 de 1990. La epilepsia es más frecuente en niños y ancianos. En los países en desarrollo, las convulsiones epilépticas suelen darse en niños pequeños y adultos jóvenes, mientras que en los países desarrollados los nuevos casos son más frecuentes en lactantes y ancianos.La epilepsia se puede controlar con medicación en aproximadamente el 69% de los casos, y a menudo se encuentran disponibles fármacos antiepilépticos económicos.
La epilepsia se caracteriza por convulsiones recurrentes a largo plazo. Las convulsiones pueden verse diferentes dependiendo de qué parte del cerebro esté afectada y la edad de la persona. El tipo más común de convulsión es la convulsión, que representa alrededor del 60 por ciento de los casos. Estas convulsiones implican contracciones musculares involuntarias. Dependiendo de la situación, las crisis epilépticas pueden dividirse en crisis parciales y crisis generalizadas, estas últimas afectan a ambos hemisferios cerebrales y provocan pérdida de conciencia.
Las convulsiones epilépticas pueden ir acompañadas de experiencias mentales y sensoriales y pueden manifestarse de forma diferente dependiendo de la zona del cerebro que esté dañada.
En niños y adolescentes, los efectos de la epilepsia no se limitan a los aspectos físicos sino que también pueden tener consecuencias negativas en la salud social y mental. Estos incluyen el aislamiento social, el estigma y la discapacidad, que pueden conducir a bajos logros educativos y malos resultados laborales. Muchas personas con epilepsia también pueden enfrentar dificultades de aprendizaje, especialmente los niños. Sin embargo, muchas personas con epilepsia pueden controlar sus síntomas con el tratamiento adecuado.
Causas de la epilepsiaLas causas de la epilepsia se pueden dividir en hereditarias y adquiridas. Los factores genéticos juegan un papel en la mayoría de los casos de epilepsia. Muchos casos se han asociado con cambios en los canales iónicos de las neuronas, que pueden aumentar la excitabilidad neuronal y desencadenar convulsiones.
Los estudios han demostrado que en las personas cuyos hermanos tienen antecedentes de epilepsia, el riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta significativamente.
El riesgo de epilepsia aumenta estadísticamente en pacientes con lesión cerebral, traumatismo humano y tumores cerebrales. La epilepsia también puede estar relacionada con ciertas infecciones y trastornos cerebrales. Es importante señalar que el abuso crónico de alcohol, la enfermedad de Alzheimer y la esclerosis múltiple también pueden aumentar el riesgo de epilepsia.
El mecanismo exacto de la epilepsia aún no se comprende por completo, pero se sabe que está relacionado con la actividad eléctrica anormal de las neuronas. Normalmente, la actividad eléctrica de las neuronas no está sincronizada, pero durante una crisis epiléptica las neuronas se activan de forma anormalmente rápida y sincrónica, lo que puede provocar que se produzca una convulsión.
Las convulsiones epilépticas suelen estar provocadas por factores específicos, como el estrés, el consumo excesivo de alcohol o la falta de sueño. En estos casos, las personas con epilepsia tienen un umbral convulsivo más bajo, lo que significa que se necesita menos estimulación de lo normal para desencadenar una convulsión.
¿Cómo ve la vida y el tratamiento de los pacientes con epilepsia, especialmente cuando aún no se ha descubierto la cura mágica?
Las personas con epilepsia a menudo enfrentan muchos desafíos en su vida diaria, incluido el estigma social y la angustia psicológica. Ante una enfermedad tan compleja y esquiva, tenemos motivos para explorar y estudiar más, tal vez para encontrar formas de mejorar el tratamiento y la aceptación social. Tal vez algún día en el futuro, la epilepsia ya no sea solo un término misterioso, sino que pueda ser profundamente Entendido. ¿Cómo podemos ayudar en este camino de comprensión y tratamiento de enfermedades?