El poder de la motivación juega un papel fundamental en la economía y las ciencias del comportamiento. Los incentivos no son sólo recompensas monetarias o materiales, sino que pueden ser cualquier factor que impulse a un individuo o grupo a cambiar su comportamiento para lograr los resultados deseados. Especialmente en la gestión corporativa y gubernamental, los incentivos extrínsecos (como las recompensas monetarias) se utilizan ampliamente para mejorar el desempeño y la producción de los empleados. Muchos estudios muestran que cuando aumentan los montos de los incentivos, el desempeño de los empleados tiende a mejorar.
La experiencia demuestra que la motivación extrínseca puede aumentar significativamente la productividad de los empleados en determinadas circunstancias.
En el estudio de la motivación, la motivación intrínseca y la motivación extrínseca son dos tipos principales. La motivación intrínseca surge de motivaciones internas, como trabajar duro para satisfacer los propios intereses o la realización personal. Los incentivos extrínsecos son recompensas externas, como salarios, bonificaciones, etc. En la mayoría de los casos, se cree que la motivación intrínseca conduce a un mayor nivel de compromiso y disfrute real del trabajo, pero demasiadas recompensas extrínsecas pueden debilitar la motivación intrínseca. Este fenómeno se denomina "efecto de incentivo excesivo".
Como tipo de motivación externa, los incentivos monetarios son un medio común utilizado por muchas empresas para mejorar el desempeño de los empleados. Estos incentivos no sólo atraen a nuevos empleados sino que también retienen a los empleados de alto rendimiento. Cuando una empresa establece un sistema de bonificación razonable, normalmente puede mejorar significativamente el rendimiento de los empleados. Por ejemplo, un sistema de pago basado en el desempeño paga bonificaciones basadas en la productividad de los empleados y establece un vínculo claro entre la compensación y el esfuerzo de los empleados. Según la teoría de las expectativas, los empleados mostrarán una mayor motivación en el trabajo siempre que crean que el incentivo tiene valor suficiente para justificar sus esfuerzos adicionales.
Aunque las recompensas monetarias tienen un impacto significativo en la productividad, los resultados varían según las industrias, las tareas y las diferencias individuales.
Además de las recompensas monetarias, las recompensas no monetarias, como la flexibilidad laboral, las vacaciones adicionales o el reconocimiento público, también pueden motivar eficazmente a los empleados. La ventaja de estas recompensas es que aumentan la satisfacción laboral y el sentido de pertenencia de los empleados, lo que a la larga promueve la lealtad de los empleados y una buena imagen de la organización. Las investigaciones muestran que es más probable que los empleados recuerden las recompensas no monetarias y promuevan una cultura laboral positiva.
En general, los incentivos no monetarios son mejores para mejorar la motivación y la satisfacción laboral de los empleados a largo plazo que los incentivos monetarios.
Los incentivos en el análisis económico enfatizan que se deben cumplir ciertos mecanismos de compensación para que los empleados trabajen hacia las metas de producción deseadas. Al diseñar planes de incentivos, no sólo se debe considerar cómo maximizar el rendimiento de los empleados, sino también centrarse en el bienestar y la satisfacción a largo plazo. Si el mecanismo de incentivos no se diseña adecuadamente, generará efectos negativos inesperados, como el riesgo moral y la selección adversa.
Los incentivos desalineados significan que los objetivos de diferentes partes no están alineados, lo que puede generar conflictos. En este caso, los gerentes deben diseñar paquetes de compensación para guiar a los empleados a operar en el mejor interés de la empresa. Esto a menudo implica el diseño cuidadoso de ejecutivos experimentados, juntas directivas y sus sistemas de compensación.
Diseñar programas de incentivos eficaces no sólo ayuda a adquirir talentos de alto rendimiento, sino que también es un factor clave para mantener la competitividad corporativa.
A medida que las empresas cambian gradualmente hacia modelos de trabajo en equipo, la motivación del equipo también se ha convertido en una herramienta importante para mejorar la productividad. Los problemas complejos se pueden resolver eficazmente mediante la cooperación y el cumplimiento de roles entre los miembros del equipo. Esta colaboración no sólo promueve el aprendizaje mutuo sino que también ayuda a crear un ambiente de trabajo más creativo y productivo.
En resumen, los incentivos, ya sean monetarios o no monetarios, son herramientas importantes para influir en el comportamiento organizacional e individual. Las empresas deberían utilizar estos incentivos de manera flexible para maximizar el desempeño de los empleados y la satisfacción laboral. Esto planteará una pregunta: en el diseño del sistema de incentivos, ¿cómo deberíamos sopesar el impacto de los incentivos intrínsecos y extrínsecos para lograr el mejor efecto de incentivo?