En el entorno laboral actual, la motivación es clave para el alto rendimiento de muchas personas. Sin embargo, los expertos aún mantienen un debate de larga data sobre la fuente de la motivación, entre la motivación intrínseca y las recompensas extrínsecas (como los premios monetarios). No se trata sólo de una cuestión económica, sino también de una cuestión que todo profesional debe reflexionar. La motivación intrínseca, que surge de los intereses y valores personales, generalmente se considera la verdadera fuerza impulsora detrás de la aceptación de desafíos por parte de una persona, mientras que las recompensas monetarias se consideran motivadores extrínsecos.
“La motivación intrínseca hace que las personas se comprometan más con su trabajo y las mantiene avanzando a pesar de los desafíos”.
Las investigaciones muestran que cuando las personas confían principalmente en recompensas extrínsecas, pueden perder el interés genuino en su trabajo, un fenómeno conocido como el "efecto de sobrejustificación". En concreto, cuando te centras demasiado en el dinero o en otras recompensas externas, pierdes de vista la alegría intrínseca y el significado de tu trabajo. Por ejemplo, muchos artistas y músicos exitosos continúan creando por su amor a la creación en lugar de buscar recompensas materiales.
Si bien las recompensas monetarias pueden aumentar la productividad en el corto plazo, a menudo no logran motivar de manera sostenible a los empleados en el largo plazo. Por el contrario, las motivaciones intrínsecas, como el sentimiento de autorrealización y logro personal, son más capaces de estimular el potencial y aumentar la satisfacción laboral.
"La verdadera motivación proviene del deseo interior, no de las recompensas externas".
Muchas empresas están empezando a reconocer la importancia de la motivación intrínseca y están trabajando arduamente para crear una cultura que pueda mejorar la satisfacción laboral de los empleados, lo que a menudo incluye fomentar la creatividad, brindar oportunidades de aprendizaje y apoyo y cooperación mutuos. Mediante estas medidas, los empleados adquieren mayor autocontrol y satisfacción, fortaleciendo así su conexión con su trabajo.
Si bien la motivación intrínseca es extremadamente influyente, las recompensas extrínsecas no son completamente inútiles. Las recompensas monetarias moderadas pueden proporcionar objetivos visibles y motivar a las personas a trabajar para lograr resultados específicos. Sin embargo, la confianza excesiva en las recompensas monetarias puede hacer que los empleados busquen resultados superficiales e ignoren el crecimiento más profundo.
Las investigaciones han demostrado que cuando los empleados sienten que su trabajo agrega valor y que éste se alinea con sus valores, la motivación intrínseca aumenta. Por lo tanto, al diseñar un sistema de recompensas, las empresas deben mantener un equilibrio entre las motivaciones internas y externas para mejorar la satisfacción general y la productividad de los empleados.
En la búsqueda de la motivación intrínseca, muchas empresas aún tienen que lidiar con algunos malentendidos. Por ejemplo, el simple hecho de aumentar los salarios o distribuir bonificaciones no necesariamente mejora la moral. A veces, esas acciones pueden tener el efecto contrario. Las investigaciones muestran que si los empleados tienen expectativas demasiado altas en cuanto a recompensas monetarias, cuando estas no son las que esperaban, esto conducirá a una mayor pérdida y frustración.
Además, enfatizar las recompensas monetarias puede desviar a los empleados de su trabajo y hacer que ignoren las recompensas intrínsecas. Especialmente en un entorno de trabajo creativo, las recompensas materiales por sí solas no sólo no ayudan a mejorar el rendimiento laboral, sino que pueden incluso inhibir la creatividad.
"La clave para mejorar la motivación intrínseca es hacer que los empleados sientan su propio valor e importancia".
Por lo tanto, las empresas pueden mejorar la motivación intrínseca ofreciendo objetivos claros, un buen ambiente de trabajo y estableciendo buenas relaciones interpersonales con los compañeros. Un entorno así no sólo promueve la innovación, sino que también mejora la satisfacción de los empleados. La clave es hacer que todos sientan que su papel es indispensable para todo el equipo y la empresa.
ConclusiónEn el ámbito laboral, la motivación intrínseca puede estimular el potencial de las personas y permitirles crecer ante los desafíos. Aunque las recompensas monetarias son necesarias, no son la única solución. Si las empresas pueden encontrar la forma correcta de combinar motivaciones internas y externas, sin duda crearán un buen entorno de trabajo y mejorarán el rendimiento general.
Frente al cambiante entorno empresarial actual, ¿qué motivaciones deberíamos valorar para alcanzar verdaderamente nuestro potencial en lugar de trabajar únicamente por recompensas monetarias?